¿Cuál es el propósito de una vida temporal?
Deseo que este período de fiestas este siendo un manjar espiritual y comunitario para cada una de sus vidas. Estas semanas en particular han sido difíciles para mi familia debido a que la pandemia ha afectado a muchas personas cercanas y algunas de ellas han fallecido en los últimos 15 días.
Esta situación me hizo reflexionar sobre la “fragilidad” de nuestro cuerpo, la cual es similar a una Suca, que es un lugar temporal de habitación lo hacer referencia a lo frágiles que somos. La Suca está construida con un techo de palmeras, y podría añadírsele paredes de tela o madera, pero en esencia la Suca es una vivienda temporal, frágil y precaria en donde comemos, algunos duermen y se practican algunas mitzvot como ser hospitalarios.
Recuerdo que nuestro amado RANEBI le encantaba de manera particular esta celebración, porque marca un ciclo de renovación, un comenzar de nuevo, y cómo nos enseñó que a esta fiesta también es conocida como Jag Haasif (fiesta de recolección), Zman Simjateinu (Tiempo de nuestra alegría), Jag HaSucot (fiesta de las cabañas) o simplemente Jag (fiesta) por su carácter festivo.
En la Suca es costumbre recibir a invitados a quienes llamamos Ushpizin, pero para mí fuera de todo los aspectos normativos de esta festividad, es un festival que es práctico que nos enseña un símil entre lo que hacemos en la fiesta y podemos comparar con nuestras vidas. Primero, nos enseña que así como la Suca es temporal, nuestra vida en este mundo físico también lo es. Podemos decorar la Suca con los mejores adornos que encontremos, pero al final termina siendo temporal, es efímera. Dijo Shlomo HaMelej en Kohelet 1: 3,5 “¿Qué provecho saca el hombre de tanto afanarse en esta vida? Sale el sol, se pone el sol, y afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir.” Cuando reconocemos nuestra humanidad, temporalidad y fragilidad ganamos un músculo de humildad. En la Torá aprendemos una de las características que el Eterno otorga a Moshé, cuando dice en Bamidbar 12:3 “Y aquel varón Moisés era muy humilde (modesto), más que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra.”. Cuando existe en nosotros humildad, el Boré Olam se acerca a cada uno de nosotros, pues escrito está en Tehilim 138:6 “El Señor es excelso, pero toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos”. Cuando somos humildes, el Boré Olam nos acompaña con su Presencia y su mera Presencia es motivo de su Protección Divina ¿por qué piensan que en los animales no atacan a las crías cuando están en presencia de sus madres o progenitores? Porque sólo la presencia de su madre es símbolo de respeto y de cobertura al cachorro ante sus depredadores, es por ello el salmista escribió en Tehilim 91:1 “El que habita al abrigo del Altísimo, se acoge a la sombra del Todopoderoso” y posteriormente este salmo describe las consecuencias de vivir en dicha cobertura. ¿Cuál debería ser nuestra morada? Nuestro fin no debería ser vivir nuestras vidas en una “cabaña temporal”, nuestra meta debería ser “habitar en el lugar de habitación del Eterno”.
Por otra parte, esta festividad nos hace conmemorar la UNIDAD del pueblo israelita, ya que es una fiesta nacional, en donde se realizaban peregrinajes a Jerusalén en la época bíblica, es decir, era un motivo de “reunión de todo Israel”. Siguiendo estas ideas, sólo los humildes pueden vivir juntos, de lo contrario no se soportarían, y lo que nos termina uniendo es la Presencia Divina.
Asimismo, Sucot es una época en donde manifestamos o expresamos ALEGRÍA, en la época antigua y aún hoy en día nos alegramos por los frutos producidos en la Tierra de Israel, por lo que esta fiesta tiene una relación directa hacia la actividad agrícola, pero en un sentido más profundo, es que nos alegramos del esfuerzo de nuestras manos. Además, en estos días hemos recién salido de los “días de arrepentimiento” que anteceden a Yom Kippur y podemos alegrarnos por la confianza que tenemos un Dios justo y misericordioso hacia nosotros. La alegría no es un estado de sonrisa permanente, es un estado de placidez, paz y confianza de que todo estará mejor.
En esta fiesta también celebramos la UNIVERSALIDAD de la Torá, como dice Devarim 16:13-14 “La fiesta de las cabañas celebrarás por siete días, cuando hayas recogido el producto de tu era y de tu vendimia. Y te regocijarás en tu fiesta, tú y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el levita, y el prosélito, y el huérfano, y la viuda, que habitan dentro de tus ciudades.” Nos afirma luego la Torá en Números 29:12-40 de que es una festividad universal. Además, como recuerdo de palabras de nuestro querido RANEBI, está será la única fiesta que se celebrará al final de los tiempos, como dice Zacarías 14:16 “Entonces los sobrevivientes de todas las naciones que atacaron a Jerusalén subirán año tras año para adorar al Rey, al Señor Todopoderoso, y para celebrar la fiesta de las Enramadas”. Es una oportunidad que nos da el Eterno para que integremos al resto de la humanidad a esta festividad.
¿Cómo podemos integrar a los demás a nosotros? Como nuestro querido RANEBI nos explicaba a través de las 4 especies que utilizamos para Sucot, podemos emular en nuestra vida siendo: Etrog ( אתרוג cidra o especie de limón) la cual posee fragancia y sabor, que es comparable a la persona que estudia Torá y practican la Torá en buenas acciones; Lulav (palmera לולב), su fruto es de buen sabor pero carece de aroma, lo cual es similar a personas que han estudiado Tora pero sin llevar a la práctica lo aprendido; Hadas (Mirto הדס), el cual posee un aroma agradable pero no tiene sabor, lo cual equivale a personas que hacen buenas acciones pero no hay Torá en ellos; Aravá (Sauce ערבה) que carece de sabor y de aroma, que son aquellas personas que no hay Torá ni buenas obras; Cuando decidimos ser “Etrog” es cuando ganamos dos características que hicieron a Moshé receptor de la Voz del Cielo, humildad (para aprender) y mansedumbre (para poder en obra lo aprendido, es decir, poner en obra la Torá). Cuando logramos visualizar el poder de estas dos características que hicieron único a Moshé, llegamos a la conclusión del libro de Kohelet en el capítulo 12:13b “Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre”.
Retornando al inicio de este mensaje, estos días me han hecho ver la fragilidad del hombre ante un virus casi invisible e indetectable para el “super hombre del siglo 21”, y he observado desde perspectiva en la cual estoy inmiscuido como parte del problema, de cómo existe arrogancia y orgullo en muchas personas, que aún desde el Hospital buscan el placer material (trabajan) en lugar de buscar su recuperación física, y otros que no desean volver su mirada al Cielo y reconocer que somos temporales y que un día tarde o temprano retornaremos al polvo de la tierra, y la pregunta que me he hecho es: ¿qué debo hacer mientras estoy en esta temporalidad? Y al conmemorar esta fiesta he llegado a concluir que el bien para mí es temer a Dios y cumplir sus mandamientos, en otras palabras, ser humilde y manso, o estudiar Torá y ponerla en obra, al hacerlo, hallaré un gozo y alegría en mi vida, que es el fin de esta fiesta y esta es mi cordial invitación a todos.
Shabbat Shalom!
Jag Sucot Sameaj! Mauricio Quintero