Fortaleced las Manos Cansadas…Afirmad las Rodillas Endebles
En esta época del año, leemos esta doble porción que estudiamos antes de Rosh Hashaná y Yom Quippur. El Creador reafirma su pacto hablando a su pueblo gracias al mérito de Abraham, Isaac y Yaakov, recordándoles las consecuencias de la obediencia y la desobediencia, y que en ambos tiempos debemos tener presente a Él. Asimismo leemos en estos parashot, la transferencia del liderazgo de Moisés a Josué.
La palabra “Nitzavim” nos relaciona con la manera de estar firmes y fortalecer nuestras piernas para poder hacer frente a las adversidades. La idea es estar fuertes para enfrentarnos a la guerra. Sólo podemos pararnos si hemos fortalecido (ejercitado) nuestras piernas a fin de plantarnos como árboles, de poner los pies sobre la tierra o de contar con la seguridad para dar pasos firmes. Hoy en día es necesario estar firmes en nuestros valores y convicciones en un mundo que se presenta contrario a nuestra manera de pensar y que siembra dudas sobre nuestras creencias o nos hace vacilar acerca de nuestros valores o principios.
Esta porción nos enseña, también, que la Torá no está lejos de nosotros, que está en nuestra boca (acciones) y en nuestro corazón (intenciones), y es accesible a todos y es atemporal, porque incluye a las generaciones pasadas a este momento histórico de Israel previo a la entrada a Eretz Israel, a su generación presente a quien habla Moisés y a las generaciones futuras que nos incluye a nosotros y a nuestros descendientes.
Este parashá nos habla de la Torá como una canción (shira שירה), la cual produce movimiento cuando se canta, y cada uno de nosotros debe cantarla (reproducirla) para generar movimiento (vida) en nosotros mismos y hacia otros. El deseo de Bore Olam está expresado en Devarim 30:19 “escoge la vida”, entendiéndose la vida no como la “existencia o respiración”, sino de actuar con la convicción de tener un propósito, de saber por qué estoy en este mundo, y practicando las 10 palabras (los Diez Mandamientos) para crear un mundo más sano, más moral, acorde a los principios de la Torá. Debemos meditar si cumplimos los mitzvot por miedo a las maldiciones o por ir tras las bendiciones. El Creador desea que crezcamos cumpliéndolas para conectarnos con Él, para fortalecer nuestras piernas espirituales, para obtener alegría, plenitud, felicidad y hacer frente a las adversidades de la vida, y para servir al Eterno con alegría.
Aprendemos también que en nuestra vida a veces el Creador se oculta (Devarim 31:17-18), a veces experimentamos situaciones en dónde nos preguntamos ¿dónde está Dios? Parece que Él se ocultara dos veces, una cuando no lo podemos ver con nuestros sentidos y segundo cuando no lo vemos en lo que nos pasa. Esto lo reafirmamos en el capítulo 29:28 “Las cosas secretas pertenecen al Eterno, nuestro Dios; más las reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que pongamos por obra todas las palabras de esta Torá.” Por esta misma causa, a veces tenemos mitzvot que hay que ejercerlas, aunque no las entendamos, porque cuando se nos revelen entenderemos mejor sus propósitos, como leemos en Shavuot (Shemot 24:7) “Haremos y entenderemos (naasé venishmá נַעֲשֶׂה וְנִשְׁמָע)”. Y al practicarlas, quizá lleguemos a comprenderlas.
En estos momentos difíciles para nuestra comunidad y para nuestro amado Rabino, me impresiona mucho la similitud de esta porción con nuestra realidad. Antes de entrar a la Tierra Israel, sufrió la pérdida de su líder y es como si el Bore Olam les dijera: “hasta acá les he ayudado, ahora párense firmes y caminen por ustedes mismos”. ¿De qué nos sirve tanta Torá si no la aplicamos? Hoy debemos aplicarla, pararnos frente a la adversidad, crecer y estudiar la Torá, desarrollarnos como comunidad y personas, con los valores y moralidad que hemos aprendido, frente a un mundo degradado. Pero, así como se le dijo a Josué: “¡Esfuérzate y sé valiente porque Adonai está contigo y no te abandonará!”, así mismo Adonai nos lo dice a nosotros hoy.”
Por Alejandro Alvarado