11 Jeshvan 5783
Génesis 12:1-17:27 Lej-Lejá: encontrarnos y escuchar el llamado.
El Zohar, interpreta las palabras de apertura de este parashá, Lej Lejá, como ir a ti mismo. “Lej” significa “ir” y “Lejá” significa “a ti mismo”. Por lo tanto, de acuerdo con este pensamiento místico, el primer paso crucial en la vida es ir hacia adentro, a nuestro propio interior, y auto-descubrir lo que Dios nos ha llamado a ser, para descubrir nuestra misión en la vida. Una vez que entendemos nuestro destino dado por Dios, entonces nuestro viaje de vida puede comenzar con propósito y valor.
Rabí Menajem Mendel de Kotzk comenta: “…El viaje esencial que una persona tiene que hacer en este mundo es hacia sí mismo, hacia su esencia. Eso es todo el propósito de estar en el mundo…el viaje esencial es el viaje del alma hacia la fuente de la vida, y a la inversa, hacerse a uno mismo requiere movimiento, para ser uno mismo, uno tiene que ir a su esencia misma que esta ligada con el Creador…”
Al principio del parashá de esta semana, Dios ordena a Abram abandonar su país, dejar a su familia y su casa paterna y viajar a un país desconocido en donde Dios le convertirá en una gran Nación. Abram obedece y se pone en camino llevando consigo a su mujer Saraí, a su sobrino Lot, a sus sirvientes y a todos “las almas que hicieron”. Cuando llegaron a la tierra de Canaán, Dios le revela a Abram que ese será el país que van a heredar sus descendientes.
La salida de Ur no fue más que el primer lej (vete), al que seguirán otros muchos en el camino de Abram.
Lo que sucede después en Génesis 12 es que Abram baja a Egipto. ¿Qué significó para él ir a Egipto en ese momento? ¿Cuál es el mensaje de este nombre?
Hay hambre en el Negev, y Abram se ve obligado a buscar comida en Egipto.
Percibiendo que la belleza de su mujer puede causarle la muerte, a manos de los egipcios, Abram le pide a Saraí que diga que es su hermana. Saraí es llevada al Faraón, pero HaShem aflige al Faraón y a su corte con severas plagas y Saraí es puesta en libertad.
Egipto se llamaba Musuru, Misir o Masri en varios idiomas, y Mizráim podría ser simplemente una transliteración al hebreo de cualquiera de estos nombres. Sin embargo, tratemos de entender cómo podría interpretarse el nombre Mizráim. La palabra (מצרים Mizráim) parece una forma dual de la raíz hebrea (מצר; metzár). ¿Qué significa esta raíz?
La palabra (מצר; metzár) significa «problema»: angustia, dolor, estrechez. En una forma dual, formaría la palabra (מצרים; Mizráim), y por lo tanto significaría «doble angustia» o «doble problema». Por lo tanto, esto es probablemente lo que significaba Mizráim para los israelitas, bajar a Egipto significaría angustia y problemas. ¡Y, sin embargo, es a Egipto a donde Abram desciende! ¿Por qué?
Las Escrituras no describen a Abram como un héroe de fe impecable ni como un superhombre espiritual. Abram baja a Egipto para escapar del hambre. Sin embargo, mientras está en Egipto, con temor por su vida, hace algo que nos resulta muy difícil de justificar o comprender: hace pasar a su esposa por su hermana. «Por favor, di que eres mi hermana, para que me vaya bien y para que yo viva gracias a ti».
¡Qué historia más extraña! Pero la Torá nunca trata de embellecer a las personas que describe. ¿Debería haber ido Abram a Egipto? ¿Fue la voluntad de Dios que bajara a Egipto? Probablemente, la perfecta voluntad de Dios fue confiar en Él. Sin embargo, esto de ir a Egipto y mentir sobre su esposa puso al descubierto la falta de confianza de Abram, que necesitaba ser resuelta. Tal vez nunca hubiera alcanzado las alturas de la obediencia y la confianza en el Dios si no hubiera pasado por esta angustiante experiencia.
Lej Lejá, implica progreso y avance; un avance hacia una meta final.
¿Cómo es, entonces, que en la lectura misma encontramos una cantidad de episodios que implican todo lo contrario de “progreso”?
Esto es lo que se llama un descenso para lograr un ascenso. Tomar impulso.
Todo lo que pasa en el mundo es para bien. Los acontecimientos que parecen ser retrocesos o descensos son, en realidad, parte del proceso que lleva al progreso, tanto individual como nacional y holístico, aunque no sea aparente en el momento.
Este incidente demuestra dramáticamente tanto los dilemas morales que causa la inmensa desigualdad en cuanto a riqueza y pobreza y los peligros de perder la fe frente a tales problemas. Abram y Saraí estaban huyendo del hambre. Puede que sea difícil imaginar estar en una condición tan desesperada de pobreza o temor que alguien decidiera someterse para poder sobrevivir física y económicamente. Faraón reprende a Abram por su proceder, pero aun así la respuesta de Dios a un incidente posterior similar (Gen 20:7, 17) muestra más compasión que juicio.
Por otra parte, Abram había recibido la promesa directa de Dios, “Haré de ti una nación grande” (Gen 12:2). ¿Su fe en que Dios cumpliría Sus promesas falló tan rápidamente? ¿La supervivencia realmente requería que mintiera y permitiera que su esposa se convirtiera en una concubina, o Dios habría provisto otra forma? Parecía que los temores de Abram le habían hecho olvidar su confianza en la fidelidad del Creador. De forma similar y con frecuencia, nosotros nos enfrentamos a situaciones difíciles, convencidos de que no tenemos otra opción que hacer algo que se considera incorrecto. Sin embargo, es diferente no tener ninguna opción a tener la opción de tomar una decisión con la que no estamos cómodos.
Que inútiles deben haber parecido los temores de Abram a la luz de la historia. Para evitar una hambruna Abram fue forzado a enfrentarse al Faraón. El poder de Egipto no fue empleado en contra de él, más bien fue asegurado su arribo a Canaán. De hecho, Abram salió más rico de lo que él había venido. Pero nada de esto fue resultado de la falta de fe de Abram y de sus ” erradas” acciones. Fue resultado de la gracia divina y del cuidado que el Creador tiene por toda su creación.
Todos hemos recibido la orden para ir hacia la Tierra Prometida. Hacia lo desconocido. Lej Lejá es una conexión mucho más profunda con la Luz del Creador. Esto requiere embarcarse en un viaje de crecimiento y de autodescubrimiento, lejos de la rutina familiar y de nuestra zona de confort.
Para ser lo que vinimos a ser y gozar de las bendiciones que Dios tiene para nosotros, debemos movilizarnos, hacer un “viaje espiritual”, que no es hacia afuera, a un lugar en particular, sino hacia adentro de nosotros mismos. Es ir hacia nuestra alma, que es nuestro verdadero yo.
Todos tenemos que pasar por este proceso para poder crecer y ser felices. Es un elemento clave para nuestra madurez. Nuestros “viajes” y búsquedas se deben centrar en descubrir nuestra alma.
Es una oportunidad para descubrir quienes somos realmente.
Lej Lejá es una invitación a ir dentro de nosotros y no afuera, para observar qué falsas creencias sobre nosotros mismos o sobre el mundo nos están impidiendo ser todo lo que podemos llegar a ser; ser todo lo que somos y manifestar Luz en este mundo. Al ponernos en sintonía con el propósito de nuestra alma, encontramos las bendiciones, la satisfacción, la plenitud. Empecemos ahora, porque es un camino personal de toda la vida, que se recorre paso a paso.
Lo desconocido no es solo la nueva tierra, sino nuestro propio corazón que, así como el de Abram, comienza a fundar en su interioridad el concepto de una fe que percibe y a la que tendrá que descubrir en este trayecto.
Nuestros sabios nos explican la Tefilá como “Avoda she ba lev”, el servicio del corazón. Es la búsqueda profunda de ligarse a Dios no solo con las palabras dichas por otros sino de las que surgen espontáneamente de la profundidad de nuestro ser. En la plegaria encontramos un instrumento muy útil en esta búsqueda interna que es necesaria en este proceso, haciendo introspección.
Ir hacia uno mismo implica internalizar nuestro modo de vida como un camino en el cual aprendo gradualmente a conocer mi ser y lo concreto en acciones cotidianas que afirmen la presencia de Dios.
Que el Eterno nos ayude a ir hacia nosotros para ver la maravilla de ser hechos a su imagen y semejanza para comprender la importancia de tener una conexión íntima con nuestra esencia, el Bore Olam.
Shabat Shalom!
Sr. Alejandro Alvarado