14 Tevet 5783

Hablando al Corazón

Leemos esta semana el epílogo de la vida de Yaakov, Yosef y Bereshit. Mientras leía la porción de la semana, noté que Bereshit inicia reparando el caos (Tohu Vavohu) y convirtiéndolo en orden (Tikun). Cuando existe orden florece la vida, la creación, la multiplicación. Con el caos se produce la muerte, la angustia, y el dolor.

Leemos en esta porción las consecuencias del desorden en la vida del hombre, en donde se registra por primera vez en la Torá la enfermedad (Bereshit 48:1) como fuente de la muerte (Tratado de Bava Metzia 87a), el resultado del caos generado por Adán en el jardín de Edén que se traduce en la muerte de cada ser viviente, la desconexión del hombre de su Creador, lo cual trae problemas en las relaciones sociales y familiares, que en este caso especifico llevó a Yosef a ser odiado y vendido por sus hermanos para vivir en esclavitud 17 años hasta reencontrarse con sus hermanos en un momento agridulce que leímos en Mikets.

Vemos la importancia de dejar las herencias en vida a los hijos y darles una bendición previo a partir, tal y como lo hizo Yaakov. La herencia no es dejar dinero o posesiones, esos son activos, la herencia es dejar en ellos bendición para que gocen de vida plena.

También observé que no existen las familias perfectas narradas en los cuentos de hadas, en donde las historias finalizan: “y vivieron felices para siempre”. En la vida real, existen altos y bajos, momentos fáciles, momentos difíciles, momentos de reír, otros de llorar, otros de estar sanos o de estar enfermos. A pesar de cada circunstancia es importante reconocer nuestra humanidad y fragilidad, pero sobre todo creer en que el hombre puede rectificarse y que no todo está perdido, aunque nos sintamos desconectados de la vida espiritual.

Siguiendo estas ideas, deseo plantear ciertos pensamientos que nos deja esta porción, primero, la bendición nace del orden. Yaakov no podía trascender para ser Israel eternamente en este mundo físico sin que sus hijos hubiesen sido reunidos nuevamente. Necesitaba que llegara el orden a su familia, que fueran restauradas las relaciones quebradas engendradas por la envidia y el orgullo. Vemos cómo sus hijos cuando Yosef se descubre y son reunidos nuevamente, su padre revive, y nuevamente forman la nación en potencia.

Segundo, la restauración de la fraternidad entre hermanos se ve reflejada en la bendición de Efraín y Menashé, que es un llamado al bien común y no individual, siendo los primeros hermanos que no reporta la Torá algún problema que genere disfunción como en ejemplos previos de Caín-Abel, Isaac- Ishmael, Yaakov- Esav, Leah- Rajel, y Yosef-hermanos.

Tercero, ¡Cuán necesario fue gestar a Israel como nación en un vientre estrecho llamado Mitzraim! La Torá nos enseña que Israel y sus hijos descendieron a Egipto, cuando iban a la tierra de Israel se le llama ascendieron o subieron a dicha Tierra. También hay que agradecer por que a veces para crecer debemos descender de manera consciente o inconsciente.

Sin embargo, profundice más en el Bereshit 50:14-21. En estos versos se narra la muerte de Yaakov, ascienden a Israel para enterrarlo, y luego al retornar a Egipto, sus hermanos temen por sus vidas. Si estamos en los zapatos de sus hermanos, cobrar venganza en la posición de Yosef como segundo al mando en Egipto no sería algo que estremecería en la corte del Faraón, después de todo, los asesinatos entre familiares reales eran comunes por el deseo de poder. Los hermanos no tenían confianza en que Yosef mostrara Jesed, ya que su padre era una especie de freno que ya no existía. ¿Acaso no dice Job 3:25 “Pues lo que temo viene sobre mí, y lo que me aterroriza me sucede” o Mishlei 10:24 “Lo que el impío teme vendrá sobre él, y el deseo de los justos será concedido”. ¿Eran sus hermanos miedosos o impíos?

Este miedo nace de un problema: La comunicación. De hecho, ni siquiera se presentaron delante de Yosef porque se lee (50:15) “Y mandaron decir a José: Tu padre ordenó antes de su muerte, diciendo…” ¿porqué no se presentaron delante de Yosef sino que huyen? ¿no es cómo actuó Adán? ¿Por qué no dicen “nuestro padre ordenó? ¿por qué mentir ante esta situación de miedo? Es muy claro que Yosef no se creyó dicha mentira, porque realmente le dolió tanto que se puso a llorar y actuó de una manera muy sabia: confrontar.

Imaginemos esta escena, los hermanos se presentan ante Yosef como victimizados: “somos tus siervos”. Yosef había perdido a sus hermanos por 17 años y estaba claro que no deseaba perder nuevamente a sus hermanos cuando tenía en Egipto siervos a montones. Era claro que Yosef jamás les contestó “los perdono”, como ellos le pidieron hacer. ¿porqué? Porque es claro que sólo Dios perdona, nosotros lo que hacemos es hacemos Tikun, reestablecemos relaciones, el orden natural perdido. La respuesta de Yosef es clara: “¿estoy yo en lugar de Dios?” (50:19) quizá por ello los perushim en Mateo 9:3 llamaron a Yeshua blasfemo cuando le dijo a un paralítico “tus pecados te son perdonados”.

Era claro que esta expresión no vino de Yosef, previo leemos en Bereshit 30:2 a Yaakov decir a la madre de Yosef: ¿Estoy yo en lugar de Dios? Debemos entender que cada uno tiene su responsabilidad y autoridad entregada por el Eterno. Yosef había visualizado que los avisos recibidos en sueños en su niñez habían sido cumplidos, y que todo el sufrimiento recibido había sido parte de un plan Divino (50:20-21).

Pero ¿cómo fue restaurada la relación con sus hermanos? Uno tiende a pensar que fue cuando se descubre y bajan con Yaakov a Egipto, pero realmente la relación fue restaurada hasta el 50:21 cuando dice: “Así les consoló, hablándoles al corazón”.

Meguilá 16b dice: “Dice con respecto a los comentarios de José a sus hermanos: “Y los consoló y les habló al corazón”. El rabino Binyamin bar Yefet dijo que el rabino Elazar dijo: Esto enseña que les habló palabras que son aceptables para el corazón y alivió sus temores. Esto es lo que dijo: Si diez luces no pudieron apagar una luz, como todos ustedes no pudieron hacerme daño, ¿cómo una luz puede apagar diez luces?”.

Al profundizar qué es hablar al corazón, recién la psicología y el coaching están hablando de este tipo de comunicación, ¡cuando la Torá hace 3000 años conocía del tema! Los expertos dicen que es una comunicación estructurada que permite a quienes componen esta comunicación escucharse y entenderse de una manera profunda uno a otro, caracterizado por ser confidencial y enfocado en sentimientos, hablando sin tapujos y escuchando sin prejuicios. Esto aplica a lo que Stephen Covey dijo “La relación debe ser transformacional, no transaccional” y Bernad Shaw “El problema más grande en la comunicación es la ilusión de que ha tenido lugar”.

Hasta este momento ninguno de los hermanos había hablado de este tema espinoso y doloroso para ambas partes, podríamos tener a pensar en que Yosef sufrió, pero ¿no sufrieron todos? Vemos a un Judá que salió casi expulsado de su hogar, un Benjamín privado de su hermano mayor y sobreprotegido de su padre, la culpa y vergüenza de los otros 10. Por ello la supuesta reconciliación leída previamente era una ilusión, estaba inconclusa, había sido transaccional y no transformacional.

Era momento de enfrentar el problema de manera profunda, la Torá no nos expresa qué conversaron, pero es de entender que fue tan privado que ni siquiera salió a luz la sanidad de dicho momento. Mijail Eliyah dice que la palabra “sincera” literalmente significa “sin cera” “sin camuflar” añadiendo que una conversación cara a cara, o corazón a corazón ocurre “cuando dos o más personas se juntan, las mentes solo comenzarán a sincronizarse y alinearse cuando estén realmente comprometidas. Las discusiones se vuelven constructivas cuando se vuelven colaborativas”.

Y esto sucedió, sus espíritus fueron unidos nuevamente, y se sincronizo toda la comunidad de Israel para convertirse en nación, y leemos que llama a sus hermanos previo a su muerte para declararles que retornarán a la tierra prometida (50:23-26) y vemos cómo hasta el fina de sus días sus hermanos estuvieron con él.

Entonces, a pesar de que parece finalizar en Tohu Vavohu este libro de Bereshit, realmente termina en un Tikun. Job 8:7 dice “Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande”. Hoy en día estamos esperando con ansias la restauración de todas las cosas (Tikun Olam), no sabemos cuándo ocurrirá esto, pero estoy seguro de algo, “de seguro nos visitará Dios” (50:24;50:25) “Elohim pakod yifkod” אלֹהִים פָּקֹד יִפְקֹד .

Jazak, jazak, v’nitchazeik, seamos fuertes, fortalezcámonos unos a otros.

Shabbat Shalom

Mauricio Quintero