20 Shevat
“Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: —Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.” Mattityahu 18:2-4.
Leemos en nuestra porción lo siguiente: “Y Yitró, (cohen) sacerdote de Midián, suegro de Moisés, oyó todo lo que había hecho Dios por Moisés y por Israel su pueblo, y cómo el Eterno había sacado a Israel de Egipto” Vayishma Yitro kohen Midyan joten Moshe et kol-asher asah Elohim le-Moshe ule-Yisra’el amo ki-hotsi Adonay et-Yisra’el miMitsrayim. וַיִּשְׁמַע יִתְרוֹ כֹהֵן מִדְיָן, חֹתֵן מֹשֶׁה, אֵת כָּל-אֲשֶׁר עָשָׂה אֱלֹהִים לְמֹשֶׁה, וּלְיִשְׂרָאֵל עַמּוֹ: כִּי-הוֹצִיא יְהוָה אֶת-יִשְׂרָאֵל, מִמִּצְרָיִם (Shemot 18:1).
Detengámonos un poco, previamente se introduce a Yitro en Shemot 4:18 en donde se le conoce por el nombre de Yeter, dice: “Y fue Moisés y volvió a Yéter (Yitró), su suegro,” יֵּלֶךְ מֹשֶׁה וַיָּשָׁב אֶל-יֶתֶר חֹתְנוֹ“Vayelej Moshe vayashov el-yeter jotno”. ¿No era su nombre Yéter? ¿Y ahora hay un error en la Torá en dónde se le llama Yitro en lugar de Yéter? Pues el secreto según mucho estudiosos de la Torá es que él tuvo un cambip al utilizar un verbo activo: “Vayishma”, (escuchar activamente para obedecer) lo que provocó una renovación en su ser interno, agregándosele a su nombre Yeter (“aumento, incremento”) יֶתֶר a Yitro יִתְרוֹ (“desbordamiento o excelencia”). Al leerlo, la diferencia entre ambos nombre en el hebreo es pasar de יֶתֶר a ִתְרוֹֹ, como se observa se le añadió a su nombre la letra vav (derivado de Nombre Divino yud-hey-vav-hey יהוה) y de acuerdo con Rashí a partir de este momento, se le conoció también como Jobab, pues amó la Torá. Vemos al final cómo un hombre que creía en fuerzas superiores fue transformado al escuchar las historias de cómo Di´s se había manifestado a Moshé, a Israel y a todo el mundo, y decide comenzar a creer en que existe una única fuerza, un solo Dios, un solo poder: Hashem.
Me encantó la figura mencionada por el Rab Adi Cangado sobre el cambio que recibió Yeter para transformase en Yitro, la diferencia es la Vav, la cual es una Yud que baja hasta el suelo, lo que implica un conversión “sútil” porque ¿qué es una vav, la letra añadida a su nombre Yitro? Dice el Rab “La vav es una Yud que baja hasta el suelo, la Yud significa lo intelectual, lo abstracto, cuanto ésta baja hasta el suelo, simboliza la llegada del pensamiento humano a conclusiones reales, prácticas, que le sirven para mejorar su comportamiento y santificar la vida. Esta conversión down-to-earth es una actitud diaria”.
Esta actitud de escuchar -abrir los sentidos, en este caso el oído- implica humildad, y en esta porción al menos es lo que he visto de una manera continua que se requiere de mucha humildad, porque así se manifestará el agradecimiento, incluso por lo bueno que le sucede a los de nuestro alrededor, además se manifiesta la unidad y la emuná.
El mérito de Yitro es que muchos escucharon lo que Dios había hecho por Israel a su salida de Egipto, pero sólo él escuchó, sólo él reaccionó y abandonó sus creencias paganas siendo un sacerdote pagano para unirse a Israel a la orilla del Sinaí. El llamado de hoy continúa, Dios nos habla de muchas maneras, pero lamentablemente no lo percibimos, como dice Yob 33:14 “Dios nos habla una y otra vez, aunque no lo percibamos”. Pero ¿por qué somos incapaces de percibirlo? Parece que existe una conexión con nuestra Haftará en Isaías cuando dice: “Ve y dile a este pueblo: “Oigan bien, pero no entiendan; miren bien, pero no perciban. Haz insensible el corazón de este pueblo; embota sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojos, oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se convierta y sea sanado”.
Dijo en cierta oportunidad Elie Wiesel “Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. A su vez, lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia”. Exactamente, ser indiferente a la voz de Dios es oír, pero haciéndonos los desentendidos. Quien es indiferente no puede percibir su mundo, no puede agradecer, no puede darse cuenta de que Dios existe. Hoy en día la indiferencia en un mundo material es increíble, por ejemplo, recuerdo de pequeño que cuando salíamos de paseo una de las cosas que más disfrutaba era ir viendo en carretera los paisajes, casas, personas, animales, etc. era una experiencia. Hoy en día, la idea de ir en carretera en los jóvenes es ir detrás de una pantalla absortos de la realidad, y cuando preguntas: ¿viste X o Y animal? ¿viste el paisaje? Nadie se percató, porque estaban ensimismados en sus “apps” o en “streaming”. Lo mismo es con Di´s, Él continuamente nos llama, ¿somos como Yitro? ¿percibimos su voz?
Otro mérito de Yitro, es que se regocijó en el bien del otro, en Shemot 18:10 menciona: “Y se regocijó Yitró por todo el bien que el Eterno había hecho a Israel, a quien libró de manos de los egipcios.” Esta expresión está conectada con las palabras que escuchamos más adelante desde una perspectiva negativa (20:14): “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo”. Si alguien nos cuenta una bendición, una alegría, una bondad del Eterno hacia ellos, un milagro, etc. y somos incapaces de regocijarnos, entonces debemos examinarnos. Cuando te regocijas realmente en el bien de Di´s hacia el otro sin cuestionar “¿cómo lo hizo?”, “seguramente hay gato encerrado acá”, “no puedo creerlo” “¿por qué no puedo yo entonces?” entre otras tantas expresiones, entonces damos pauta a cumplir el mandamiento de no codiciar.
Siguiente mérito, Shemot 18:10 “Y dijo Yitró: ¡Bendito sea el Eterno que os ha librado de mano de los egipcios y de mano del Faraón, libertando al pueblo de la opresión de los egipcios!” Vayomer Yitro baruj Adonay וַיֹּאמֶר, יִתְרוֹ, בָּרוּךְ יְהוָה; Yitró bendijo el Nombre del Eterno, expresión que es registrada como la primer bendición en la Torá hacia el Eterno. Quizá hubo antes otras bendiciones por la manifestación Divina a una propia causa, pero quizá el mérito en esta oportunidad viene porque se está bendiciendo al Eterno por la bendición de otros.
Por último, el mérito de YItro fue dar, multiplicar, compartir, engrandecer el Nombre Divino, dice el 18:12 “Y tomó Yitró, suegro de Moisés, holocausto (Olah, ascensión) y sacrificios para Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel vinieron a comer pan con el suegro de Moisés delante de Dios.” Una persona que ha sufrido cambio genera bondad, es una máquina de dar y está delante del Eterno, es decir, no es desapercibido por Dios. Yitro además, instauró el sistema de jueces, posteriormente según muchos comentaristas conocido como el Sanedrín, y que según muchos, la Torá no pudo haberse enseñando y esparcido a todo el pueblo sin este sistema de comunicación y resolución de conflictos aconsejado por Yitro.
También se puede comparar está historia como una manera muy práctica a la enseñanza de las 10 palabras, veamos: “Anojí Adonay Eloheyja, Yo soy el Eterno, tu Dios”. Yitro al escuchar las historias del Éxodo, llego a esta conclusión que existe un solo Dios. Uno se pregunta, ¿cómo es que esta expresión es un mandamiento? El mandamiento es creer de manera activa, constante y con la mente/alma de que existe un Dios. Si no hay un Dios, el resto de la Torá sería inválida. En este sentido, se manifiesta la Emuná en que existe Uno solo que controla todas las situaciones que nos ocurren y que busca nuestro bien; “No tendrás otros dioses ante mi faz”. Lo yihyéh leja elohim ajerim al-panay.” Yitro dejó de creer en otras fuentes espirituales; “No pronunciarás el nombre del Eterno, tu Dios, en vano”, Lo tisa et-shem-Adonay Eloheyja lashav” Yitró bendijo el Nombre Divino; Respetar el Shabbat, aunque no quede registro, se dice en el Midrash que vivió aproximadamente un año con Israel, y se registra que descansó a comer con Moshé y sus príncipes, por lo que es muy probable que haya celebrado el Shabbat; “Honra a tu padre y a tu madre”, Kaved et-avija ve’et-imeja” Vemos a Moshé honrando a su suegro, como si fuera su padre al escucharlo, contarle todas sus bendiciones y sentarse a la mesa con él; “No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. Lo tirtsaj. Lo tin’af. Lo tignov. Lo-ta’aneh vere’aja ed shaker” De alguna manera lo vemos en esta porción, primero no se visualiza ningún asesinato aunque si habla de muertes de los egipcios, luego hubo un testimonio sobre el Éxodo de que no fue una noticia falsa, y “no hurtarás” se cumple cuando se ofrece a Dios lo que le corresponde; “No codiciarás Lo tajmod” se cumplió con la alegría de Yitró por las obras del Eterno.
¿Qué necesitamos para escuchar la voz? Si comparamos nuestra Haftará con la Parasha, tanto Yitro como Yesayahu oyeron la voz del Eterno, pero para escuchar necesitamos como dijo Rab Yeshua, tener la actitud de un niño, ¿por qué? Primero, los niños son como una esponja y moldeables para recibir nuevos conocimientos, no tienen un paradigma estructurado de lo que es la realidad o ideas preconcebidas; segundo, un niño tiene humildad para reconocer que está aprendiendo y que no es un “sabelotodo”; tercero, un niño tiene una emuná bastante inocente y cree lo que le dicen, aún un niño de 9-10 años si le dicen que existe un elefante rosado, seguramente lo creerá sólo porque mi papá me lo dijo. En cambio si no tenemos esta capacidad de aprender como un niño, sólo tendremos arrogancia y nos hundiremos como los egipcios en su soberbia.
¿Queremos ser transformados? Tengamos la emuná de un niño, escuchemos la voz del Eterno, despertemos nuestros sentidos al mundo espiritual desapercibido por muchos, regocijémonos en las bendiciones de otros, bendigamos por todo al Eterno y seamos personas agradecidas en acciones de caridad y bondad hacia los demás.
Shabbat Shalom
Mauricio Quintero