¿Por qué es importante recordar?
La porción de esta semana, Ki Tetze כִּי־תֵצֵא (cuando vayas) es la porción de la Torá con más mitzvot, las cuales son la aplicación de cómo debemos vivir los mandamientos hacia el prójimo y hacia la creación (animales, tierra y plantas).
A diferencia del pensamiento occidental, en donde rige la llamada “ley del amor”, la Torá antepone la justicia y los méritos según cada ocasión, por ello nos enseña cuáles deben ser nuestras normas de conducta que nos harán diferentes cuando debamos enfrentar la situación de “ir a la guerra” o nos dice que no debemos olvidar o hacer “borrón y cuenta nueva” al odio gratuito, sino que debemos “recordar lo que nos hizo Amalek”. Nótese que la Torá no nos enseña a odiar, o vivir en el pasado continuamente, sino a “revivir” situaciones pasadas para evitar que vuelvan a repetirse nuevamente.
Al ver de lejos cada uno de los mandamientos expuestos en esta porción, me parece resumir lo descrito por Miqueas 6:8, “Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?”.
Veamos, en el capítulo 21: 10 al 22:12 nos habla de reglas de vida relacionadas con la propiedad, cuido de animales y cuido de la familia. Del 22: 13 al 24: 5 nos da leyes civiles y penales en diferentes aplicaciones como ámbito sexual, familiar, interacción con los que no son israelitas, los votos, divorcio y los préstamos. Del 24:10 al 25:16 habla sobre leyes comerciales (préstamos, salarios justos, pesos-medidas justas y protección laboral) y concluye la porción sobre recordar la injusticia a nivel de derechos humanos entre pueblos, al recodar cuando Amalec atacó y asesinó a los ancianos, débiles y enfermos cuando Israel salió de Egipto. Es por ello, que cuando Miqueas interpreta que el Eterno nos ha declarado lo bueno, se refiere a los mandamientos prácticos que han sido enseñado en la Torá.
Ahora bien, existen diferentes niveles de entendimiento, los cuales todos son buenos, pero nuestro reto es llegar a pasar de leerlos a comprenderlos, a creerlos, a confiar que es lo mejor a pesar de que en algún momento determinado cumplir un mandamiento aparentemente vaya en mi contra, y por último a internalizarlos de tal manera que los viva, es decir, que no piense cognitivamente que me estoy obligando a cumplir estas leyes, sino que actúo de manera inconsciente la Torá. Por ejemplo, una persona me amenaza, la Torá me dice, primero ofrécele la paz (Devarim 20:10). En un primer momento mi reacción puede ser defenderme o atacar, sin embargo, la Torá me dice: “Ofrécele la paz”, ¿cuál es el fin de esto? Internalizar este conocimiento de tal manera de no importa de quién venga un ataque, primero ofreceré paz, aunque me produzca miedo, ira o agresión. Cuando logramos controlar nuestros impulsos contribuimos a cumplir lo descrito en Miqueas 4:3 “Ya no alzará su espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” ¿por qué? Porque uno de los objetivos de la Torá es promover vivir en paz.
También nos imparte sabiduría, “cuando vayas” podemos entenderlo también “cuando se te presente esta situación” actuarás de esta manera. Cuando el Eterno nos ha dicho que debemos ser luz, implica que nuestras acciones valen más que mil palabras, y que es nuestro comportamiento el que define quiénes somos, es decir, una nación diferente o en otras palabras, somos una nación santa.
Quisiera centrarme en que la Torá nos restringe qué situaciones debemos recordar y qué no, en la actualidad muchas atrocidades cometidas hoy en día se repiten entre una generación y otra por la irresponsabilidad de “olvidar” o existen naciones polarizadas por no poder olvidar el pasado. Si vemos por ejemplo la situación de Afganistán, ¿cómo es posible que los Talibanes vuelvan luego de 20 años a gobernar este país, luego de todo el mal que infringieron al mundo? Este es un ejemplo claro de cómo olvidar no proviene de la Torá. También vemos, otras naciones como India, en donde las naciones dentro de ella están divididas en diferentes grupos y no avanzan como país, por las rivalidades que nacen de no aceptar sus diferencias y no conciliar entre ellos los pleitos generados hace mucho tiempo. El Tanaj nos invita a recordar:
- La Salida de Egipto (Shemot 13:33, Devarim 5:15 y 24: 18-22), en estos pasajes recordamos que el deseo de Dios es que el hombre viva en plena libertad, y tenemos la responsabilidad de mantenerla, luchas por ella y cuidarla. Asimismo, no podemos esclavizar a otros seres humanos y nos invita a vivir con justica.
- El Maná (Shemot 16:32-33), a fin de recordar los milagros del Eterno manifestó en el desierto y su cuido, a diario nos provee nuestro sustento.
- El Shabbat (Shemot 20:8). Debemos recordar que debemos guardar un tiempo para consagrarlo al Eterno, a fin de reconectarnos con Él. Si pensamos bien, Dios nos otorga vida, la vida equivale a tiempo, por lo tanto Dios nos regala tiempo para nosotros, y en agradecimiento nosotros debemos retornar tiempo para Él.
- Lo que hizo Amalek (Devarim 25:17), para recordar las acciones que provoca el odio gratuito, Sinat Jinam (שִׂנְאַת חִנָּם). Por no recordar, según nuestra tradición perdimos el segundo templo.
- La revelación del Sinaí (Malaquías 4:4, 1 Crónicas 16:15, Salmos 105:8). Recodar el origen Divino de la Torá, que no es un libro de lectura o de entretenimiento, sino la llave de comprender cómo vivir una vida plena en este mundo.
- La provocación en el desierto (Devarim 9:7). En este pasaje, recordamos las consecuencias de la idolatría, de cómo produce muerte, división y ruptura de nuestra relación con Bore Olam.
- A Yerushalayim (Tehilim 137:5), en el contexto de este Salmo, que según nuestros sabios fue escrito por Jeremías, nos invitar a recordar nuestros orígenes, nuestra morada y el lugar de habitación que escogió el Eterno para manifestarse, es decir, a fin de revivir nuestra cercanía y relación con la Presencia Divina, no importa cuán lejos estemos física o espiritualmente o en qué situación vivamos.
- Las Acciones de Balak y Bilaam (Miqueas 6:5). Recodamos que no importa que profieran mal en contra de nosotros, Israel gozará de la protección Divina y que cualquier mal deseado, puede convertirse en bendición. Recodamos igual a los falsos profetas o a quienes hablan lo que el Eterno no ha ordenado proferir.
- La acción de Miriam (Devarim 24: 9), Recodar las consecuencias del Lashon Hará, no importa si somos profetas, líderes o influyentes en la sociedad, las consecuencias son las mismas.
- Que Dios es la fuente de nuestras fuerzas para hacer riquezas (Devarim 8:18). Debemos recordar que Dios es el dueño de todo, para que vivamos con humildad reconociendo que de su mano recibimos las bendiciones.
- Que Dios es Dios (Isaías 46:9) y que es bueno (Tehilim 103:1-2, 17-18; 42:4-11).
Recodar es volver a vivir la situación como si estuviésemos en dicho lugar y tiempo. No es imaginar, no es rumiar una situación. Además, trae beneficios a la plasticidad del cerebro y de concentración. ¿Qué cosas recuerdas hoy en día? ¿tus vivencias buenas o malas que no te permiten crecer o desarrollarte? ¿O recuerdas las Palabras del Eterno?
Shabbat Shalom. Mauricio Quintero