Por Sus Frutos los Conoceréis
16 Tammuz 5781
Recuerdo que mi abuela solía decirme de pequeño: “Hijo, que no te den gato por liebre”. ¿porqué? Porque a veces es difícil distinguir lo falso de lo verdadero. Lo mismo sucede cuando nos presentan el oro, debemos probarlo para verificar que no sea un baño o metales pintados, que parecen reales, pero que no lo son. Por otra parte, tenemos la zirconia que parece una piedra preciosa, pero no lo es. De estos ejemplos, aprendemos que todos tienen una característica en común: “Parecen, pero no son”.
Esto me hace recordar un poco la historia de los pueblos semíticos en medio de los cuales vivía Israel, que habían creado sus propios dioses y que el Dios de Israel para ellos era un dios más. Debido a características lingüísticas el nombre EL (ֹאל) era un homónimo en ugarítico, asirio, acadio, cananeo, en el Levante Mediterráneo y tenía características muy parecidas con otros dioses con rasgos semejantes como Anu, Baal, Dagan, Rá. Es por ello de que cobró importancia el primer mandamiento, que hoy parece un mandamiento lógico y simple de entender, pero que dista mucho en su práctica en el mundo moderno: “Yo soy el Eterno, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. No tendrás otros dioses ante mi faz. No harás para ti escultura ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni de lo que está abajo en la tierra, ni de lo que está en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni las servirás, porque Yo soy el Eterno tu Dios, Dios celoso”. (Shemot 20:2-5)
Anojí Adonay Eloheyja asher hotsetija me’erets Mitsráyim mibeyt avadim. Lo yihyéh leja elohim ajerim al-panay. Lo ta’aséh-lejá fesel vejol-temunáh asher bashamáyim mima’al va’asher ba’árets mitajat va’asher bamáyim mitajat la’árets. Lo-tishtajavéh lahem veló ta’ovdem ki anojí Adonay Eloheyja El kaná…
– אָנֹכִי יְהוָה אֱלֹהֶיךָ, אֲשֶׁר הוֹצֵאתִיךָ מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם מִבֵּית עֲבָדִים: לֹא-יִהְיֶה לְךָ אֱלֹהִים אֲחֵרִים, עַל-פָּנָי. לֹא-תַעֲשֶׂה לְךָ פֶסֶל, וְכָל-תְּמוּנָה, אֲשֶׁר בַּשָּׁמַיִם מִמַּעַל, וַאֲשֶׁר בָּאָרֶץ מִתָּחַת–וַאֲשֶׁר בַּמַּיִם, מִתַּחַת לָאָרֶץ לֹא-תִשְׁתַּחֲוֶה לָהֶם, וְלֹא תָעָבְדֵם כִּי אָנֹכִי יְהוָה אֱלֹהֶיךָ, אֵל קַנָּא…
Al mismo tiempo, me hace pensar de porqué insistimos a nuestros hijos pequeños que no sean fácilmente engañados por extraños que les ofrezcan un dulce para acercárseles, debido a que no conocen las intenciones de estas personas. ¿porqué? Porque una persona entre menos experiencia de vida posee, menos capacidad de discernimiento tiene, menos madurez y por lo tanto es fácil de ser engañado.
Exactamente esto le pasó a Israel. Dice Rav Shaul a la Kehilá en Efeso: “Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas.” (Efesios 4:14) y se nos advierte en el libro de Revelaciones sobre un mensaje en contra del enviado a la Kehilá en Pérgamo: “No obstante, tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Bilaam, el que enseñó a Balaq a poner tropiezos a los israelitas, incitándolos a comer alimentos sacrificados a los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales” (Apocalipsis 2:14).
Nuestra porción semanal no contiene mandamientos, pero sí habla acerca de los peligros de que podemos caer si no maduramos y si no decidimos poner en práctica la Torá. Israel estaba a punto de entrar a conquistar después de 38 años en el desierto la tierra que se le había prometido, sin embargo, era un pueblo que aún no maduraba. Me llama la atención que este episodio por como esta descrito, Israel no se percató de lo que planeaban los Midianitas con los Moabitas, ni que estaban siendo observados por Bilaam o Balak. Parece ser que esta historia se supo hasta tiempo después de haber sido muertos 24,000 personas a consecuencia de sus actos, como cuando se reconstruyen los casos policiacos. Por lo tanto, el error que veo en Israel es que vivían confiados en un territorio enemigo, lo que les hizo entablar relaciones que no les convenían y que les hizo rápidamente olvidar el primer mandamiento.
Balaq, un rey cuya motivación era el miedo auto infundido, contrata a un vidente que “medio ve” (vemos más tarde que éste reconoce que no veía claro) y que Dios le hablaba de noche, y quién no pudo distinguir a un enviado del Eterno cuando su asna sí lo hizo, ¿qué lo motivaba? El dinero, y utilizaba la espiritualidad no para servir a otros ni a Dios, sino a sí mismo. Hoy en día es equivalente al negocio religioso y lucrativo.
Este hombre, Bilaam, reconocía a un Único Dios, e intentó persuadir a Dios para que le permitiese maldecir a Israel, pero Dios le indicó que era un pueblo Bendito, que no había maldad en él. Por ello, Bilaam creó la base del antisemitismo de hoy en día: “Destruir desde afuera, y cuando no funciona, destruir desde adentro”. Israel ha sido un pueblo diferente de otras naciones, reconocido por reinos que nos conquistaron en el pasado, y parece que a Israel cuando no lo han podido destruir prohibiéndole la Torá, el estudio de sus leyes, privándolos de su rezo o vida comunitaria, buscan destruirlo a través de la mezcla, de la absorción y asimilación cultural y social. No sólo ha pasado una vez en la historia, vemos claros ejemplos como la Yevséktsiya de Semión Dimanstein, la conversión judeo- cristiana a raíz de la inquisición en el siglo XV, matrimonios mixtos del siglo XX, la asimilación del pueblo en Babilonia, Persia, Alemania o en Norte de África. Así que me referiré en esta oportunidad a algo que mi querido maestro me enseño, el Ranebí: “Puedes aprender por ti mismo, pero es mejor aprender del error de otros”.
Bilaam, un hombre sin pueblo (Belo Am) o que confundió al pueblo (Bilah Am), se asocia con Balaq (destructor) y viendo que Israel no puede ser maldito, deciden buscar consejo con unos “amigos no tan amigos” que eran los Midianitas, y este Bilaam, siendo astuto en presentar cosas aparentemente buenas, agradables y ciertas pero con actos no acorde a sus palabras, comportándose como aquel que tira una sonrisa pero lleva un cuchillo por dentro para esperar la oportunidad de destruir, sabía cómo presentar lo falso o adulterado como real y original. Leemos que sus profecías, bendiciones y dichos no son censurados por la Torá, pero logró engañar a Israel para que cayera en el culto del dios “Baal-Peor” que significa “señor de la apertura o brecha”, lo que que me da la idea de un culto abierto para todos y que demuestra un falso dulce espiritual: “se predica que todo es amor y paz aparentemente”. Este culto, estaba asociado con la veneración a los muertos (impureza), inmoralidad sexual, banquetes de comidas prohibidas y consagradas a sus dioses, que según Pseudo Filón dijo Bilaam a Balaq: “Ven, veamos qué puedes hacerles. Elige unas cuantas mujeres hermosas entre las que están entre vosotros y en Madián y ponlas ante ellos desnudas y adornadas de oro y piedras preciosas. Cuando las vean y se acuesten con ellas, pecarán contra su Señor y caerán en vuestras manos. De otro modo no te será posible vencerlos”.
Decidir no controlar sus emociones y su cuerpo (alimento, sexualidad, contaminación con muertos) a Israel le costó 24,000 vidas, y su inmoralidad era tal, que se dice en un Midrash que Cozbi y Zimri mantenían relaciones sexuales públicamente delante de los ancianos de Israel, sin embargo, Dios infunde de valor a Pinjas para hacer lo correcto en el momento adecuado y cesar la mortandad. En este parashá vemos que era una oportunidad de poner en práctica las mitzvot, sin embargo, concluyo que el conocimiento no implica práctica de vida, y que podemos ser fácilmente engañados cuando decidimos que otros mantengan una relación con el Eterno por nosotros (Israel pidió que Moshé hablara con Dios y no ellos directamente).
Dijo Yeshúa en Mateo 7:15-16 “Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos? Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar fruto malo, y un árbol malo no puede dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego. Así que por sus frutos los conocerán.”
¿Qué estamos sembrando hoy en día? ¿De quién aprendes hoy en día? ¿Qué frutos estamos viendo en nuestras vidas? Bilaam, finalizó sus días siendo muerto a filo de espada, no teniendo una muerte como pidió y es recordado con frutos de muerte, idolatría, falsedad e hipocresía. Que tengamos los méritos que nuestra Haftará nos enseña (Miqueas 6:8): “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno!
Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
¡Shabbat Shalom!
Mauricio Quintero