¿Somos responsables de nuestras acciones?
7 de Elul 5776
El profeta Isaías nos dice que un día Israel regresará a establecerse en la tierra prometida y la paz llegará a todo el mundo. Cada vez que Israel está en paz, el mundo está en paz; mientras que cuando Israel está en guerra, hay guerra en todo el mundo. Esto lo podemos ver en la actualidad. ¿Qué está pasando? Los fundamentos de la Torá nos enseñan que las personas necesitan aprender respeto mutuo. Los Diez Mandamientos fueron dados a nosotros como la base para todas nuestras constituciones y para guiar nuestro comportamiento. El racismo, la intolerancia y el odio no tienen lugar en el Reino del Creador.
En Deut. 16:20 se nos dice “tsedek tsedek, tirdof” “justicia, justicia se debe perseguir”. Los jueces fueron elegidos específicamente para ser hombres de honor; de no aceptar sobornos o juzgar únicamente por la apariencia exterior. Los que iban a hacer justicia fueron llamados “dioses” ‘- elohim – que podría significar señores, como en el parlamento “casa de sus señorías” y que representaban al Creador. Tenían que ser hombres justos. Un juez corrupto le daría al Creador un mal nombre. El rey fue llamado a ser un hombre totalmente involucrado en la vida pública de su pueblo. Se le dijo que escribiera una copia de la Torá y usarlo para conducir a su pueblo con sabiduría. El profeta era el hombre elegido para advertir a las personas cuando se desviaran de su curso de la forma en que estaban viviendo. Al mismo tiempo rey y profeta debían ser guías de justicia para con su pueblo. Los sacerdotes o cohanim eran hombres elegidos para ser el vínculo entre el creador y el pueblo. La Torá no distingue entre lo espiritual y lo terrenal; no hay separación de “Iglesia y Estado”.
La Torá establece los principios para la humanidad a seguir. Todas las características de estas cuatro posiciones no se limitan al juez, rey, sacerdote y profeta de la Biblia. El Creador nos llama, nos da el “libre albedrío” haciéndonos responsables de actuar de acuerdo a las características de estas cuatro funciones. Nuestro Mesías Yeshua nació en un momento en que su gente estaba haciendo lo contrario, como hoy en día. Yeshua tuvo un papel especial que Moshé anunció en Deuteronomio 18:15. ¿Yeshua logró lo que vino a hacer? ¡Absolutamente! Él trajo a su pueblo de nuevo a la Torá y él y sus seguidores la hicieron universal. Ahora todas las naciones saben de la Torá, aunque la sigan o no. Los Diez Mandamientos son el mayor regalo a la humanidad de todos los tiempos. Las especificaciones llegaron después, pero los diez básicos nos dan toda la instrucción que necesitamos.
Israel se formó como nación para ser luz del mundo, para que el mundo pueda disfrutar de esta vida guiada por los principios de la Torá. Por desgracia, cuando miramos a nuestro alrededor en todo lo que se está haciendo en su Nombre; es asombroso; que Él no haya venido y nos haya destruidos a todos. La Torá fue dada de arriba para todos. Él nos habla, nos llama, nos hace suyos y todo lo que tenemos que hacer es responderle. La Torá enseña que nuestra razón de ser es servir a los demás, no a nosotros mismos. Israel como pueblo no estaba destinado a ser puesto en un pedestal, sino para servir a la humanidad como el vínculo entre el Creador y la gente del mundo. Nuestro Mesías Yeshua era el sirviente de su nación; representó a Israel; que establece la norma y elevó la barra para nosotros seguir. Sigamos sus pasos y persigamos la justicia como él lo hizo.