“El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra” proverbios 21:21

Ekev lista una serie de mitzvot prácticas las cuales, si se cumplen por parte de los israelitas, gozarán de prosperidad en la tierra que heredarán y que al mismo tiempo desterrarán a los cananeos, estableciéndose en paz.

Moisés hace un repaso de las jornadas vividas por Israel, recordando la adoración al Becerro de Oro, la rebelión de Koraj, el pecado de los espías, su enojo con el Eterno en Taveirah, Massah y Kivrot Hataavah, y su rebeldía. Asimismo, les recuerda que, a pesar de sus errores, el amor de Dios hacia ellos es inmenso, el cual los perdona, les entrega sus segundas tablas y les concede hacer teshuvá. Además, les recuerda de que en un lugar inhóspito lograron sobrevivir gracias a la misericordia y amor del Eterno hacia ellos, proveyéndoles de Man y de sus palabras.

Cierra la porción advirtiéndoles que es necesario estar firme en sus convicciones y en seguir los mandamientos de la Torá, ya que entrarán a un mundo “apetecible a los sentidos”, ya que en esta tierra se produce sin mucho esfuerzo leche, miel, y es bendecida con siete clases de frutos, pero también les dice que es un lugar lleno de idolatría. Al gozar de cobertura en sus necesidades materiales debido a la abundancia, ellos podrían pensar que es gracias a su esfuerzo visible y no gracias a la Mano Poderosa de Dios (que no es visible), provocándoles olvidar su origen, volviéndose arrogantes (Yeshurún).

Asimismo, esta porción se podría decir que es una continuación de la Shemá leída en la porción anterior en Devarim 6:4-9. Y sobre esto quisiera detenerme. ¡Cada Shabbat nosotros leemos la porción del Shemá e inmediatamente leemos la porción veahavtah lerayaja kamoja, לרעך כמוך ואהבת!

Ekev, es una palabra que denota una conexión, de hecho, es traducido también como talón, es decir, una parte del cuerpo que deja huellas, pisadas, y que es la conexión entre el cuerpo/cabeza y el suelo o la tierra.

¿Sabes que uno puede pasar por desapercibido en este mundo? Quienes son recordados, son quienes dejaron una “huella” en otros, pero ¿cómo dejamos impregnado en otros nuestro recuerdo? Exactamente es denotado en nuestra porción de Ekev.

Devarim es un libro que habla sobre dos temas fundamentales, amor (ahava) y justicia (tzdek), de hecho, es el libro de la Tora en el que más se repiten estas dos palabras que en el resto de los libros juntos. Pero ¿qué es amor? ¿por qué debe estar acompañada de justicia?

Amor, es la palabra hebrea Ahava “אהבה” está compuesta por las letras Alef א, Hei ה y bet ב las cuales vienen de la raíz hav הב, que significa dar. Es decir, si no hay capacidad de dar, no hay amor.

Por otra parte, Pirkei Avot nos enseña en el capitulo 5, mishná 16: “En todo amor que depende de una cosa, al desaparecer la cosa desaparece el amor. Y cuando no depende de ninguna cosa jamás se extingue.” Es decir, es una emoción, un pensamiento, una idea, un valor, una idea que se convierte en hechos concretos, pero debe evaluarse bien cuál es su fundamento. ¡Cuántos matrimonios se desvanecen por esta causa! Su amor está basado en belleza física, en dinero, en conveniencia, en admiración, etc. pero cuando esta se desvanece porque nada es eterno, entonces también su afecto se va.

Dice Rab Arturo Kanner, “Luego del Shemá viene el amor al prójimo…. Y se define como aquella emoción que nos hace desear estar conectados, unidos, estar cerca del otro”. Añade Rab Abraham Palti “Amor es la semillita de todas las cosas”.  Y el Rab Shai Frondlij dice que amar es unión, ya que viene de la raíz ejad, y tanto ejad como ahava en guematria son representadas por el número 13, unidad.

El amor entonces se podría interpretar que nace como una idea, la cual baja a nuestra mente en forma de emoción y sentimiento, pero que luego se concreta en acciones especificas hacia el otro, es decir, el amor es acción. En este sentido, también el amor es interpretado como lealtad, que es un valor que sigue estando allí pese a problemas en una relación.

Pero el amor no es suficiente, porque el amor por sí mismo sólo es parte de la pesa de una balanza, y lo que le da equilibrio es la justicia. Por ello vemos que existen personas llenas de amor hacia el otro, y si no son correspondidas existe un desequilibrio emocional, físico y espiritual. Esto bota la idea el amor “Agape”, el amor irrestricto, el amor incondicional, el amor sufrido (idea mal tomada de Rab Shaul), el amor no correspondido.

Para que exista un equilibrio en toda relación, debe existir justicia. Pero ¿cómo practicamos la justicia? Nuevamente nos lleva a la Torá, donde nos enseñan distintos mandamientos para que exista un equilibrio.

Pongo varios ejemplos de esta porción, Dios nos ama, leemos que proveyó a Israel de la cobertura de sus necesidades físicas como protección, techo, alimento. Sin embargo, este amor necesitaba ser correspondido de parte de los Israelitas con acciones de justicia citadas en esta porción como: acordarse del Eterno, recordar lo que Él ha hecho por Israel en toda la jornada de 40 años, conocerle, guardar sus mandamientos como leemos en el capítulo 8.

Otro ejemplo, Dios nos dará una tierra prometida, pero no como consecuencia de decir “Yo soy suficiente”, o de “hablar en el corazón” (9:3-4). El amor del Eterno se manifiesta en todo momento perdonándonos errores como el Becerro de Oro, y dándonos una Ketuva (las 10 palabras) a cambio de habernos concedido la Teshuvá. También nos dice en Devarim 30:6 “HaShem tu Dios circuncidará” y por otra parte en el 10:16 dice “Circuncidad, pues, vuestro corazón”, es decir, es un equipo (EJAD, unidad, conexión) entre las acciones Divinas y las acciones humanas.

Nosotros, en la vida práctica de la misma manera, en nuestra casa, en nuestro matrimonio, en nuestras relaciones, etc. si queremos vivir en amor, debe ser de manera práctica, ejerciendo el amor y la justicia. Cito ejemplos simples, sirves el desayuno a tu esposa, lo haces por amor y es una manera de demostrar amor diciendo en esta acción sin palabras: “me preocupo por ti, me interesas, quiero que goces, que disfrutes, quiero que te nutras bien, etc.” el esposo está demostrando amor. ¿qué sería justicia? Que su esposa diga: “Gracias mi amor por cuidarme o tenerme presente”. Sí la justicia no está presente en esta relación, entonces, tarde o temprano habrá desequilibrio y existirá ruptura.

También si soy demasiado religioso, el Eterno añade luego del Shema, “Y amarás a tu prójimo…..” como decía Yojanán en su carta, “Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.” ¿Cómo lo amo? Pagándole su salario completo y justo, manteniendo relaciones sanas con ellos, no quitándole la capa al prójimo, etc.

Con respecto al Eterno, Dios hace amanecer el sol día a día, nos provee de agua, oxígeno, alimentos, refugio, ropa, etc. Pero muchas veces pensamos que es gracias a lo bueno que somos, y dejamos que el ego se apodere de nuestros sentidos olvidándonos de la plegaria, el estudio y de pensamientos buenos. Esto genera un desbalance enfriándonos.

Ahora repito Mishlei nuevamente: “El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra” mi oración para este Shabbat es que seamos personas que van tras la justicia en equilibrio con el amor, para encontrar vida, prosperidad y honra.

Shabbat Shalom.

Mauricio Quintero