¿Podrás engañar a DIOS o esconderte de Él?
Sucot es el último de los siete días señalados por Dios, HaMoedim, las fiestas bíblicas. Hay tantos aspectos de esta fiesta que resulta difícil de entender. Es una fiesta de siete días más un día extra; es la contraparte de Pesaj, ya que se suceden una tras otra, una en otoño y la otra en primavera; ambas tienen que ver con la agricultura, con las lluvias tempranas y tardías de las que los israelitas dependían totalmente. El séptimo día se llama Hoshana Raba, el gran día de la salvación y el día extra es Shemini Atzeret, el octavo día. Nuestros sabios han añadido un día más: Simjat Tora (Alegría de la Tora), que es una fiesta de alegría. ¿Alegría de qué? Según nuestras tradiciones, leemos el Libro de Kohelet, Eclesiastés, que a primera vista parece negativo, pero con un estudio más profundo, aprendemos que, en verdad, sirve para ponernos a tierra. Nuestros sabios tienen muchas enseñanzas sobre Hoshana Raba, pero yo siempre les he enseñado a confiar en DIOS más que en creencias religiosas, tradiciones o supersticiones. Además, según nuestros sabios, la lectura de hoy está tomada de Shemot 33:12 – 34:26 y habla del renacimiento de los israelitas después del incidente del Egel Zahav (Becerro de Oro). Para comprender mejor estas festividades, debemos aprender sobre las personas que las recibieron.
Al final de estas festividades, comenzaremos desde el principio de la Torá con Bereshit (Génesis). Una de las cosas más importantes que debemos recordar es que nos muestra que no debemos depender del hombre, sino del Creador. De eso se trata esta festividad de Sucot.
Muchas personas confunden ser religioso con tener una relación con DIOS. Esa confusión es internacional. Muchos de nosotros pensamos que, si nos adherimos a un grupo de fórmulas establecidas, estamos sumando puntos con DIOS como si Él estuviera haciendo una lista de nuestras buenas y malas acciones y luego al final hay una escala y, dependiendo de cuántas buenas acciones hayamos hecho, nuestros nombres se escriben dentro o fuera de Su Libro. ¿El Creador eligió solo un día al año, Yom Kipur, cuando podemos ser perdonados por nuestros pecados? Todo esto es tradición, pero ¿cuál es la esencia de este mensaje en la Torá? ¿Qué quiere nuestro Creador para ti y para mí? ¿Quiere que seamos Sus esclavos, que seamos miserables? ¿Quería Dios que nos preocupáramos constantemente por quién nos persigue o por quién se escapa, como hizo Caín cuando le dijeron que correría por el resto de su vida? ¿O quiere Dios que nos labremos una vida plena y feliz?
Uno de los principios básicos de la Torá es que tú y yo somos responsables de nuestras acciones y sus consecuencias; si hacemos algo mal, debemos admitirlo y hacer lo posible por corregirlo. La responsabilidad significa que trabajemos para desarrollar buenas relaciones con las personas que nos rodean para evitar malentendidos y problemas. Tendemos a desconfiar, juzgar y malinterpretar a los demás, sin embargo, el Creador nos enseña a cavar profundamente en nuestro interior para purificarnos, a trabajar sobre nosotros mismos para eliminar los patrones de conducta del pasado que nos han contaminado.
Esta temporada no se trata de ayunar ni de ser perdonados por nuestros pecados; se trata más bien de arreglar las cosas con nuestro prójimo… y con nosotros mismos. Una vez que lleguemos a Sucot, podremos regocijarnos por ser renovados y libres para comenzar de nuevo sin un proverbial “mono sobre nuestras espaldas”. Este poderoso proceso solo se puede realizar con la ayuda de “Nuestro Dios del Nuevo Comienzo”.
Déjame preguntarte, en este momento, ¿qué te está molestando? ¿Qué te está presionando tanto que no puedes dormir por la noche? ¿Por qué no lo dejas ir?
Algunos de nosotros sólo nos sentimos importantes o vivos cuando algo nos molesta o tenemos algo de qué preocuparnos; algunos hasta el punto de que estas cosas se han convertido en nuestros ídolos. Se han convertido en un obstáculo para nuestra relación con el Creador. He oído a gente decir: “Oh, no puedo hacer eso. No es para mí o no me gusta eso”. Ven todo de una manera negativa; pero ¿qué quiere el Creador para nosotros? Él nos dio la vida y quiere que vivamos una vida llena de alegría y gratitud por Sus regalos. Él no es un tirano, aunque algunos piensan que es un capataz que sólo quiere hacernos la vida miserable.
¡Sucot nos enseña que esta es una fiesta de alegría!
La porción de esta mañana en Éxodo habla de cómo Moshe tuvo que traer un segundo juego de piedras al Creador porque rompió el primer juego en su ira después de ver al pueblo adorando al becerro de oro. El segundo juego fue colocado en el Aron, el Arca que el pueblo de Israel llevaría a todas partes mientras viajaban por el desierto. Las únicas cosas escritas en esas dos piedras eran los Diez Mandamientos, no nuestras tradiciones, ni nuestras supersticiones, ni nuestras creencias personales, ¡ni un montón de reglas y regulaciones hechas por el hombre! Estos Diez Mandamientos fueron escritos con tinta indeleble por el Dedo de DIOS. El Creador nos ha dado a cada uno de nosotros nuestra Arca personal, ¡es decir, nuestro corazón! El corazón es donde guardamos Sus hermosas palabras como un recordatorio constante de lo que significa estar vivo. No significa que nunca fallaremos ni haremos nada malo.
¿Dónde está tu Aron, tu arca, tu corazón? ¿Puedes engañar a DIOS o esconderte de Él?
Esto lo recordamos cuando observamos la Suca. No está hecha de materiales fuertes; es una construcción temporal con un techo hecho de ramas para que podamos ver los cielos y Él pueda vernos. Esto muestra que nunca podemos escondernos de Él. Nuestras almas son transparentes para Él. No podemos jugar ningún juego para ocultarle quiénes somos. Él quiere que sepamos que siempre nos está cuidando y que quiere protegernos de los “elementos”, de las cosas que pueden dañarnos.
Estamos cerca del final de las Altas Fiestas. Escuchamos los toques del shofar y ahora hemos llegado al último día de la Redención, Hoshana Raba. Para el Creador no existe un día final; ese es un invento del hombre. La idea del Creador de salvación o redención no se trata de llegar a la Tierra Prometida donde moraremos por un tiempo, sino más bien de caminar para siempre en Su Presencia.
Es hora de ser más honestos con nosotros mismos. Nos hemos vuelto tan buenos mintiéndonos a nosotros mismos y a los demás que hemos perdido la capacidad de distinguir lo real de lo imaginario. He estado leyendo mucho sobre los psicópatas. El ingrediente principal de un psicópata es que ha perdido toda su conciencia y es incapaz de discernir el bien del mal, como el Faraón. El Creador quiere que mantengamos nuestra Suca abierta para que podamos diferenciar entre el bien y el mal. De esta manera podemos ser transparentes, ver quiénes somos y no ocultarle nada a Él ni a nosotros mismos. ¡Debemos mantener viva nuestra conciencia!
Espero que este año podamos aprender que observar las Fiestas Bíblicas no se trata de adherirse rigurosamente a los pasos uno y dos de las tradiciones religiosas, sino más bien de sincerarnos ante DIOS para que Él pueda ayudarnos a cambiar para mejor. Nuestros sabios han puesto demasiadas restricciones con respecto a la tradición de agitar las cuatro especies (en Levítico 23:40) en la Suca. Estos elementos son el etrog (fruto parecido al limón), la rama de palmera datilera, la rama de mirto y la rama de sauce. Sin embargo, tienen una hermosa enseñanza sobre ellos en relación con el pueblo de Israel.
El Etrog tiene olor y sabor; la palmera datilera tiene un delicioso y dulce sabor, pero no tiene olor; el mirto tiene un aroma hermoso, pero no tiene sabor y el Arov, el sauce, no tiene ninguno. El olor representa la fe y el amor a la Torá y el gusto representa las buenas obras. Dividen al pueblo de Israel en cuatro tipos. El Etrog con su buen aroma y sabor representa a aquellos que tienen fe y están llenos del estudio de la Torá, de modo que su vida emana verdad, produciendo buenas obras. El mirto es como aquellos que estudian la Tora, pero no dedican tiempo a hacer buenas obras. La palmera datilera, el Lulav, es la persona que está tan ocupada haciendo buenas obras, pero sabe poco sobre la fe y el estudio de la Torá, y finalmente, el Arov, no hace buenas obras ni estudia la Torá, viviendo solo para sí mismo. Lamentablemente, la gran mayoría de las personas son como el Arov. Sus vidas están vacías.
En esta temporada, Sucot, la Torá nos envía un mensaje: ¿Con cuál de estos cuatro personajes te identificas? ¿Eres honesto contigo mismo? Me gusta la expresión: “Lo que ves es lo que obtienes”. Prefiero tener una sola cara para todos. No soy un actor y le hago saber a la gente cómo me siento. Les advierto que se alejen de mí cuando estoy de mal humor. Sin embargo, no puedo culpar a los demás si me provocan a perder los estribos. Pero cuando lo hago, me siento terrible después y hago todo lo posible por rectificar disculpándome. Sé que el Creador está tratando conmigo y que lo haré mejor la próxima vez. También sé que está mal justificar mis acciones pensando obstinadamente que yo tenía razón y que la otra persona me provocó haciéndome decir cosas que no debía decir.
Quiero pensar antes de reaccionar y eso lleva tiempo. Necesito saber que el Creador no está ahí esperando señalarme con el dedo para juzgarme, para castigarme cuando hago algo malo. Él es mucho más misericordioso que nosotros. He aprendido que el Dios de Israel es el “Dios del Nuevo Comienzo”. Él espera con los brazos abiertos para perdonarnos cuando nos acercamos a Él con un corazón humilde y un deseo honesto de cambiar. Tenemos esa esperanza.
Jag Soukkot Sameaj
Ranebi רנב”י Rabino Netanel ben Yochanan