¿La envidia está destruyendo tu vida?

“Que no se incluya mi persona en su consejo, que no se cuente mi ser en su asamblea.” (Bereshit 49:6)

Este verso es referido a las palabras que Yaakov profetiza en su lecho de muerte, que según los sabios de Israel en Bamidbar Rabá 18 se refiere al consejo de los espías que fueron a la tierra de Canaán para explorarla. Por otra parte, la porción que dice “y que mi gloria no se asocie con su asamblea”, es referido a Koraj con su asamblea de nuestra porción.

Y es que realmente hay una conexión entre la porción anterior Shelaj Lejá y la presente porción de Koráj, porque es una continuación al decreto Divino previamente emitido de vagar 40 años por el desierto y de no entrar a la Tierra prometida a causa de la falta de confianza en el Eterno, cuando pusieron en duda Sus Palabras de que Israel entraría y conquistaría Canaán.

Nuestra porción es referida al nombre de Koraj, quién desafía el liderazgo de Moshé y cuestiona la concesión de la Kehunah (sacerdocio) de Araon, e invita a personas con un corazón similar a él (Datán y Abiram) junto con 250 hombres, para levantarse en rebeldía contra el liderazgo puesto por el Eterno. Luego de que Moshé intenta sin éxito cambiar su visión acerca de lo que creen, Moshé pide que al día siguiente ofrezcan Ketoret (incienso) para demostrar su valía para el sacerdocio, provocando que la tierra trague vivos a los amotinados, y que un fuego consuma a los oferentes no autorizados del Ketoret.

Luego, aparece una plaga que se detiene gracias a la ofrenda de Ketoret de Aaron. Posteriormente Dios confirma el sacerdocio de Aaron cuando su vara florece y produce almendras. Al final, Dios ordena que se les de a lo kohanim (sacerdotes) una terumá (ofrenda elevada) de cada cosecha de grano, vino, y aceite, así como de todos los primogénitos de ovejas y ganado, y otros regalos específicos.

Koraj, hasta este momento no había aparecido en la Torá de manera directa, a pesar de que era primo-hermano de Moshé. Si escudriñamos su linaje, su antepasado era Kehat, y su familia era la más importante de los levitas. Él, había sido designado como uno de los portadores de la presencia Divina, ya que transportaban el arón (arca). Además, era un hombre muy instruido, educado y líder nato. Según el Midrash, además salió con riquezas de Egipto (Sanedrín 110ª) que requería de 300 mulas para transportarla. Sin embargo, inicia nuestra porción con la siguiente premisa: “Y se desligaron de la congregación”.

Repasemos un poco Shelaj Lejá, dice que se levantaron diez príncipes poniendo indirectamente en tela de juicio a Moshé ante el pueblo levantando una revuelta social, leemos en el 14:2 “Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel, y les dijo toda la congregación: ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto, u ojalá hubiéramos muerto en este desierto!”…. salto al verso 14:4 “Y dijo cada uno a su compañero: Pongamos un cabecilla y volvamos a Egipto.” A raíz de esta convulsión social provocada por la histeria y miedo colectivo, Dios indica en el 14:33-35 “y vuestros hijos andarán errantes por el desierto cuarenta años, y cargarán vuestras culpas hasta que acaben de caer vuestros cadáveres en el desierto…… Yo, el Eterno, he hablado: así haré a toda esta perversa congregación que se ha juntado contra Mí. En este desierto se irán consumiendo, y en él morirán.

Si vamos analizando poco a poco, el contexto previo, ¿qué razón más importante para Koraj de verse como un líder capaz de “saltar” la sentencia Divina? De verse capaz de guiar a Israel a la tierra prometida; de reestablecer el sacerdocio a su conveniencia; de gozar de su riqueza adquirida desde Egipto y gozarla en la tierra de Canaán. Al final, era levita, era de familia noble, con riquezas, y líder. Además, dice el Midrash que vino a él el Ruaj Hakodesh y visualizó que de sus entrañas vendría el profeta Shmuel y los compositores de algunos salmos que se entonarían en el templo. Él se vio como un líder superior a Moshé.

Así que, cuando leemos que “su corazón se desligó (Vayikaj וַיִּקַּ֣ח)”, realmente existe una ruptura de su personalidad. Según el Sanedrín 109b nos enseña que el compró (Lakah) una mala adquisición para sí mismo, ya que a través de sus acciones se expulsó del mundo. Y en Bamidbar 18 (midrashim) nos enseña que él pensó dentro de sí refiriéndose a las ordenanzas dictada por medio de Moshé: “No se te ordenó esto, sino que lo estás inventando de tu corazón”. Cito textualmente del midrash: “Vayikaj no es otra cosa que una expresión de división”. Job 15:12 dice: “Cómo te ha llevado (Yikajaja יִּקָּחֲךָ֥) tu corazón….”. La palabra Vayikah, trae una idea de aceptar, tomar, comprar, traer, llevarse, conseguir, mezclar, recibir, apoderarse, enviar por, ganar, usar, entre otras acepciones. Si pensamos, cuando Koraj deja que sus pensamientos tomen control de sus acciones y vida, es cuando provoca el levantamiento y una ruptura.

Podemos ver cómo en el Tanaj nos explica los problemas asociados a Koraj, primero Mishlei 18:23 dice: “El pobre habla con súplicas, pero el rico responde con descaro”. Es decir, la riqueza que le fue entregada llegó a ser una perdición para él. Segundo, se dice que la esposa de Koraj influyó mucho en su comportamiento. Tercero, dio cabida en su corazón para la envidia. Según la APA, la envidia es “una emoción negativa de descontento y resentimiento generada por el deseo de posesiones, atributos, cualidades o logros de otra persona (el objetivo de la envidia).” Leemos en las 10 palabras, nuestro código de vida: “Y no codiciarás la mujer de tu prójimo, no desearás la casa de tu prójimo, su campo, su esclavo, su sirvienta, su buey, su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo” (Devarim 5:18)

Es interesante que en Devarim y en Shemot aparecen la palabra “Lo Tajmod” y agrega en Devarim la palabra “Lo Titavé”, que es, no desearás. Este asocio del deseo y la codicia son la causa de la ruptura de Koraj. Cuando no hay límites a este asocio se produce esta emoción negativa, de desear lo ajeno. En el caso específico de Koraj, codició y deseó la posición de líder de Moshé.

La envidia es una pequeña zorra que destruye familias, naciones, empresas, y que es socialmente aceptada, minimizada porque supuestamente no es mala como otros “pecados”, y disfrazada como competitividad, es alimentada a través de las redes sociales y medios de comunicación (“del yo tengo contra tú no lo tienes”), es socializada en ideas de lucha social. Al menos en mi país, la mayoría de gente de izquierda que fueron comunistas luchando contra las desigualdades sociales supuestamente, al llegar al poder develaron que habían sido personas envidiosas, aunque se dieron a conocer como personas que luchaban por la justicia social. ¿cómo lo sé? Se llegaron a convertir en aquello contra lo que lucharon en la década de los 80´s olvidando al pobre, a la viuda y al huérfano. Para finalizar, la envidia es un pecado que implica lashón hará, es decir, necesita divulgarse, y por eso busca a otros envidiosos para hablar en contra de las personas, usualmente líderes, trayendo disensión y pleitos. ¿Sabías que el campamento de los hijos de Kehat (Koraj) estaban al contiguo de los hijos de Rubén (Datán y Abirán)?

Lo más irónico de la envidia, es que es una ilusión. Me recuerdo, que cada cosa que deseé de los demás en el pasado, y luché por tenerlas (juguetes, estudio, casa, vehículo, zapatos, etc.), es que cuando las obtuve me di cuenta de que era sólo vanidad, era algo vacío, y no me hizo sentir mejor, sino que realicé cuánto había perdido mi tiempo en no ser agradecido y feliz con mi porción. Kohelet 4:4 dice “Y vi todo el trabajo y toda la excelencia del trabajo, que es la envidia del hombre por su amigo; esto también es vanidad y frustración.” ¿no supuestamente obtener lo del otro debería traer un sentido de vida y satisfacción? Al final, el fruto es frustración, aquella sensación, “Y, ¿ahora qué?”, ¿qué te motivará ahora?

Entonces, ¿cómo luchamos contra este sentimiento negativo de la envidia para que no me carcoma? Dice Mishlei 14:29 “Mas la envidia es carcoma de los huesos”. Creo que observó lo siguiente en la misma porción:

Primero, ¡Rav-lajem! רַב־לָכֶם֒ ¡Basta Ya! Sí, atrévete a decirte: “¡Basta Ya de este sentimiento! Es suficiente. ¡Ya has ido demasiado lejos! Esta es una autocrítica, para poner paro a este sentimiento. Dicen los sabios, que la envidia es comparable al elemento del agua, que no tiene límites, no conoce de fronteras y se amolda en cualquier lugar. Para contener el agua, hay que poner límites, construir barreras. A veces no necesitamos lidiar con la envidia, sencillamente debemos de cortarla de raíz.

Segundo, resolver situaciones pasadas propias o ajenas. Datán y Abirán eran descendientes de Yaakov y Leah. Ellos llevaban dentro de su ADN por decirlo así, aquel sentimiento que su mamá era “la no querida” y que Rubén, había perdido su primogenitura por el primogénito de la amada (Yosef). Seamos sabios, agradezcamos que todo lo que somos ahora es fruto de una vida pasada, sea buena o mala. Lidiar constantemente con el pasado no nos hará mejores personas.

Tercero, escucha, ora, habla y actúa de día. Aunque es aplicable para lidiar con un envidioso, lo aplico también para cuando sale de mí la envidia. Debo escucharme, a veces al escucharme pienso y digo: ¿qué estoy diciendo? Oro, cuando viene este sentimiento hablo con el Eterno y pido que quite de mi este sentimiento. Habla. Dice que Moshé habló con ellos (entre el verso 5 y 16) y trató de disuadirlos de esta necedad. Honestamente es bueno hablar con uno mismo, mantener un diálogo interno y cuestionarme porqué siento algún sentimiento negativo hacia una persona. A veces un poco de conciliación del sueño (dejar cosas para el mañana como deja de entrever Moshé) ayuda a reformularnos. Actúa a la luz del día, para que puedas ver claramente que lo que estás haciendo o pensando está mal. Si Koraj y sus secuaces se hubiesen arrepentido cuando el Eterno dijo “Apartaos de los alrededores de Koraj” el amor del Eterno y el amor de Moshé hubiesen actuado, y quizá no hubiesen sido consumidos.

Leemos que lamentablemente estas personas hasta el último suspiro se mantuvieron firmes en su terquedad, necedad y emoción de envidia. La consecuencia final fue muerte para ellos, sus familias, sus bienes.

Cierro con las palabras de Mishlei 23:18 “No envidies a los pecadores en tu corazón,

sino sólo a los hombres temerosos de Dios en todo tiempo. Porque entonces tendrás un futuro, y tu esperanza nunca fallará”. Que el Eterno nos conceda tener futuro, esperanza y que su temor este delante de nosotros todo el tiempo.

Shabbat Shalom

Mauricio Quintero