“Tú encenderás mi lámpara; Adonai mi Dios alumbrará mis tinieblas”.
Salmos 18:28
En la porción de esta semana, Beha’alotecha בהעלתך, el Eterno manda a Moshé a motivar a su hermano a encender las lámparas del Mishkan para que alumbrara éstas en dirección a la lámpara central del Menorah? Es así como empieza nuestra porción.
Sería un error leer esta parashá sin conectarla con la porción pasada de נָשֹׂא Naso, en donde cada tribu representados por sus príncipes, ofrecieron ofrendas exactamente iguales delante del Eterno, sin embargo, Leví no presentó alguna ofrenda como tribu, ni fue llamado su Príncipe. ¿Quién era el príncipe de la tribu de Levi? Aaron. Él era quien debía representar a su tribu y entregar una ofrenda delante del Eterno, y según leemos al entregar su ofrenda, se consagraría a su tribu para el servicio en el Mishkan (Bemidbar 8:6-14), sin embargo, este desenlace se lee de manera lógica y fácil si leemos la historia de manera rápida.
Dice Bemidbar 8:2: “Habla a Aarón y dile: Cuando encendieres las lámparas, haz de modo que las siete lámparas alumbren hacia la lámpara central del menora”. Todo inicia con un “cuando” luego de que todos fueron llamados a presentar una ofrenda al Eterno a excepción de Aaron, y todas las tribus fueron representadas a excepción de Leví. Intento imaginar ¿qué pudo pasar por la mente de Aarón durante este momento?
Luego de leer mucho, encontré en el Midrash Rabá una idea de lo que pudo haber sucedido, que describo textualmente a continuación lo escrito por los sabios: “Aarón no trajo una ofrenda…. con los otros príncipes de las tribus, y entonces pensó: ¡Ay de mí! ¿Quizás sea por mi cuenta que Di-s no acepta a la tribu de Levi? Por lo tanto, Di-s le dijo a Moisés: “Ve y dile a Aarón: No temas, tienes reservado para ti un honor mayor que este. . .: las ofrendas permanecerán en vigor solo mientras el Templo esté en pie, pero las lámparas siempre darán luz”.
En estas pequeñas palabras de esta porción quiero centrarme, Aarón había cometido errores grandes en el pasado siendo líder, según Éxodo 32, podemos deducir que a Aaron le faltó carácter para decir NO, para pararse y hacer ver a los demás sus errores, a tal punto, que no sólo les consintió sus errores, sino que los motivó a quebrantar el primer mandamiento al decir la Torá: “Hizo pregonar Aarón diciendo: ¡Fiesta para el Eterno será mañana!”, provocando no sólo ofrecer ofrendas y sacrificios a dioses extraños, sino que condujo al pueblo al desenfreno (que incluye inmoralidad sexual). Fue tanto el error que Moshé cuestionó a su hermano como líder al decir: “¿Qué te hizo este pueblo para que hayas traído sobre él tan gran pecado?”(Ex. 32:21). Luego, esquivó su responsabilidad mintiendo, echándole la culpa a los demás, y provocó que se generara una infamia entre sus contrarios (Ex. 32:24), no sin contar, las almas que fueron cortadas de su pueblo aquel día, de las cuales, Aaron como líder a cargo tenía responsabilidad sobre ellos.
Uno puede pensar que Aaron debería haber superado este pasado luego de cierto tiempo, pero honestamente, cargar con la responsabilidad de que uno es consciente que se perdió una vida por nuestra responsabilidad, no creo que se olvide jamás, y es una herida que marca para siempre a las personas. Puede sanar, sí, pero siempre estará una cicatriz que hará recordar aquel momento. Por ello es un error pensar: “el tiempo cura las heridas”, yo diría si una herida no es tratada adecuadamente, lo único que hará el tiempo por sí solo es pudrir e infectar el área, sin embargo, si se enfrenta la herida con un tratamiento adecuado, sanará.
Ahora, Aaron está viviendo un momento de angustia, del viene a mi mente que sería como cuando en la escuela estaban escogiendo quién jugaría y quién no jugaría entre los compañeros, y uno estaba ansioso porque no lo escogían. Esto sí que era un momento de estrés y ansiedad, especialmente si el deporte a practicar no se nos era favorable. En la mente de Aaron como menciona el Midrash, estaba sacando las tinieblas del pasado de Aarón, ¿será que no seremos contados porque soy el príncipe de Leví? ¿por mis errores?
Sin embargo, el Eterno le da una medicina para las heridas de Aarón, al decir a Moshé: “Cuando….”. Al revisar esta palabra, según la Real Academia de Lengua Española, es un adverbio relativo, que tiene estas acepciones: “referido al tiempo, con antecedente y más frecuentemente en relativas explicativas; En el tiempo en el que o en el momento en el que; En caso de que o si”. En otras palabras, cuando es una acción que debe suceder por voluntad expresa de una persona en el momento que ésta decida que suceda una acción, sin definir un tiempo específico. Por ejemplo, “las plantas florecerán cuando llueva”, ¿cuándo sucederá específicamente esto? No lo sabemos, pero seguramente ocurrirá el florecimiento si está precedida por la lluvia. Ahora, algo sucedería según este verso, cuando Aaron encendiera las lámparas, pero Aarón no sabía cuál sería el resultado al obedecer.
Ante esto, vemos, varios temas: Primero, El “cuando” sucederá en el momento que Aaron quiera y decida actuar. Segundo, le está pidiendo el Eterno algo sin sentido, ¿acaso no está escrito en Tehilim 139:12 “Ni las tinieblas serían oscuras para ti, y aun la noche sería clara como el día. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!”? ¿acaso Dios requiere que lo alumbremos? ¿no había un menora dentro del Mishkán que alumbraba suficientemente el lugar? ¿para qué alumbrar más? Dice Daniel 2:22 “Él revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En él habita la luz!” Por lo tanto Dios no esta pidiendo algo que le añada valor a Él como Dios, sino que le está pidiendo algo a Aaron que lo hará crecer. Tercero, aparentemente es algo fácil lo que debe hacer, sólo encender la lámpara. ¿cuánto cuesta encender una vela? Todos hemos encendido una vela de Shabbat o cuando se va la energía, es una actividad que no requiere de ciencia profunda para realizarlo. No es una actividad que podría “insultar” al intelecto al ser demasiado sencillo, fácil y sin sentido. Sin embargo, está de por medio la humildad, obediencia y emuná como la de un niño la cual es necesaria para creer y confiar de que una tarea simple provocará cambios profundos.
Este “cuando”, pudo tardarse años, o jamás llegar a realizarse, si Aaron no acciona y lo ejecuta de la manera correcta (“de modo que las siete lámparas alumbren hacia la lámpara central” Bemidbar 8:2). La consecuencia de no accionar es que pudo pasar de que jamás hubiese sucedido la consagración de Levi como ofrenda delante del Eterno, ni se hubiera consumado el propósito del Eterno hacia Aaron.
Hoy en día, nosotros hemos sido llamados a encender lámparas. Dice Mishlei 20:27 “El espíritu humano es la lámpara del Señor, pues escudriña lo más recóndito del ser.” Cito una idea hermosa del Rebe de Luvavitch de manera textual: “El significado espiritual de la mitzvá de encender la menorá es que uno debe ser un “encendedor de lámparas” que encienda ese potencial latente dentro de “el alma del hombre, una lámpara de Di-s”….. sigue…. “Cuando el kohen vino a encender las lámparas de la menorá cada tarde en el Templo Sagrado, las encontró completamente preparadas para el encendido: más temprano en el día, las lámparas habían sido limpiadas y llenas de aceite, y se habían colocado mechas nuevas. Todo lo que tenía que hacer era acercar la llama que llevaba, para que su proximidad a la lámpara que esperaba desencadenara el potencial de iluminación que la lámpara ya tiene. Ahí radica una lección importante para el farolero espiritual. No pienses que estás logrando algo que tu prójimo no podría, en verdad, lograr por sí mismo; no creas que le estás dando algo que no posee ya. El alma de tu prójimo es una lámpara lista, llena del aceite más puro y equipada con todo lo necesario para convertir su combustible en una llama resplandeciente. Sólo le falta la proximidad de otra lámpara para encenderla. Si tu propia alma está encendida, su contacto con el alma de otro despertará su potencial de luz, para que pueda iluminar su entorno y encender otras almas, a su vez”. ¡Wow! Cuando leía estas ideas del Rebe, me di cuenta cuántas veces no he accionado el “cuando” en mi vida, porque pienso que estoy perdiendo mi tiempo, nadie lo percibe, o sencillamente nadie “lo agradece”, o sencillamente mi orgullo me hace pensar “es una tare muy sencilla” o mis errores del pasado no me permiten accionar, sea por la culpa, por sentirme incapaz, indigno o alejado del Eterno.
Es increíble que el siguiente tema en nuestra porción es la segunda oportunidad, cuando se celebra el segundo Pesaj, como decía nuestro RANEBI, Dios de las segundas oportunidades, Dios del comenzar de nuevo. En efecto, es así, porque el Eterno así como me ha dado oportunidades continuamente cuando a cada rato fallo, ¡Dios nuevamente te abre la oportunidad para que brilles! ¡Y para que al brillar alumbres! ¡y te conviertas en un encendedor de lámparas!
Cierro nuevamente con las palabras del Salmo 18:28 “Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas”. ¿Cuál es mi tiniebla hoy en día? ¿mi pasado? ¿mis errores? ¿llevar a otros a cometer errores? ¿no poder con la culpa? Recuerda, Dios es el comenzar de nuevo, el meollo es: “¿Cuándo accionaremos el alumbrar otras almas? ¿cuándo dejaremos que el Eterno encienda nuestras almas? Mi oración es ser como Aarón, obedecer y no tardar en accionar, sabiendo que los “cuandos” del Eterno es lo mejor para nosotros.
Shabbat Shalom.
Mauricio Quintero