“Deja salir libre a mi pueblo”

Estamos en un Shabbat muy especial, en medio de la festividad de Pesaj, en el cual celebramos y conmemoramos la salvación del Eterno cuando salimos de Egipto.

Muchos rabinos le llaman la fiesta de la libertad, porque conmemora un “salto” de ser esclavos a ser personas libres. Es un momento en el cual pasamos del nivel más bajo de idolatría para que 50 días después de nuestra salida de Egipto el Eterno nos dé el regalo de recibir la Torá, es decir, entramos a un proceso de elevación, que inicia con la cuenta del Omer el pasado 16 de Nisán (tarde del 23 abril de 2024).

Esto me hace pensar que la libertad nace de un deseo Divino (“Deja salir a mi pueblo”) y se convierte en un proceso que toma su tiempo y finalizará con la libertad para decidir responsablemente. Al final esto es la vida: movimiento. Por ejemplo, mi corazón late con libertad porque tiene una fuerza interna que lo hace moverse y bombear sangre, una persona con vida puede realizar movimientos voluntarios a menos de que esté atado. Cuando se nos otorga la libertad es como si el mundo a nuestro alrededor se percatara de ello, y comienza una batalla diaria, y tengamos seguridad que Paró se levantará para ir tras de nosotros para que obligarnos a ser esclavos de él nuevamente.

Leemos que cuando aquellos que no obedecieron el mandato del Eterno de colocar una señal física en sus casas marcando con sangre los dinteles de sus viviendas, les provocó la muerte de sus primogénitos, una mortandad en la nación egipcia como nunca se había visto antes, lo cual hace ceder a Paró a dejar libre a Israel para salir de Egipto con riquezas y servir a Dios. Según el relato, es casi de inmediato que al ver que Israel ahora es libre, Paró decide levantarse, incluso sin llorar a sus muertos, y va tras ellos a tratar de eliminarlos o retornarlos a Egipto para ser esclavos nuevamente.

Hoy en día, luego de vivir muchos años en la diáspora, Israel retorna luego de ser esclavos de otras naciones, y retorna a su tierra para vivir libremente, y el mismo espíritu de Paró se levanta para buscar que volvamos a ser esclavos de otras naciones, así en 1948 se establece el estado de Israel y casi desde su nacimiento comienzan los problemas con las naciones árabes vecinas, hasta llegar al detonante de hoy en día en donde Irán quiere destruir a la nación para que no vivan en libertad. Es como si cada vez que me “supero”, “crezco”, “me elevo”, “vivo libre” se levantaran adversidades para buscar que retornemos a ser esclavos.

En estos días que he estado ausente en dos Shabbats y no he podido juntarme con mis hermanos de la fe los martes debido a que he estado haciendo muchos ladrillos para edificar ciudades para otros, lleno de afanes, con mucho cansancio y estrés, y a pesar que bendigo mi situación por tener empleo y tener unos excelentes jefes, es más vivo que nunca esta experiencia, porque cada vez que quiero dedicarme al estudio de la Torá sale un problema, un accidente, una urgencia, etc. Que no me deja ser libre, es como si el espíritu de Paró siguiese deambulando por algún lado. Por ello he estado meditando y resonándome en mi oído espiritual en “Deja salir a mi pueblo”.

Leemos desde Shemot 5:1; 6:11; 7:2,16; 8:1, 20; 9:1,13; y 10:3 nueve veces la frase o la idea de ordenarle a Paró “dejar ir a su pueblo”. Así que, me puse a pensar, ¿porqué dejar ir? ¿qué se libera? He estado en mi cabeza constantemente que aquello que se contiene debe librarse para exponer su máximo potencial.

Por ejemplo, el agua contenida en una botella, esta agua está “presa” o “contenida” en un recipiente, pero cuando la destapo o se libera, puede salir de su contención para convertirse en un líquido bebible. Incluso el agua del grifo está contenida hasta que lo abro y sale el líquido.

¿Cuántos de nosotros hemos vivido durante años contenidos? ¿sometidos a un paradigma? Cada año celebramos la libertad de una nación de hace 3,000 años, pero aún somos cautivos de un Paró.

Paró viene del egipcio “Par-o”, “gran casa”, lo cual denota el orgullo en su máxima expresión. Leemos en Ezequiel 29 que era tal su orgullo, que había caído en una ceguera de pensar de que él había creado el Nilo, la fuente de vida de su nación. Había hecho esclavos a los israelitas para construir ciudades, para hacer trabajos que dinamizará su economía y elevar así más su orgullo. Esto provocó que perdiera su humanidad de ver sufrir a otro ser humano, su testarudez creció, se introdujo en artes ocultas, el Midrash HaGadol 7:16 dice que era un anti intelectual (no aceptaba las opiniones de otros). También representa la ingratitud hacia Dios, reconoce que existe Dios, pero es un “dios” no comprensible para él, un Dios no conectado con este mundo, por ello dice en Shemot 5:2: “No conozco al Eterno (יְהֹוָה֙)” sin embargo, en los diálogos con Moshé, Moshé se refiere al Eterno con el nombre Elohim (אֱלֹהֵ֥י – Elohey) un Dios que se conecta con este mundo material[1], es decir, es la “encarnación” del mundo moderno, que reconoce que existe una fuerza o energía superior, pero que no le conocen y no desean una relación con Él.

Es por ello de que los rabinos nos invitan a salir de nuestro Egipto, se nuestro Mitzraim (estrechez), porque algo que esta estrechado estrangula, ahoga, no permite respirar libremente y genera desesperación. Todos tenemos un Paró que nos hace pensar que nuestra misión en la vida es hacer ladrillos, que nuestra misión es nacer, crecer, vivir, reproducirme y morir como esclavo, y heredar la esclavitud a mis hijos. Todos tenemos algo que hoy en día nos contiene y no permite demostrar nuestro TESORO INTERIOR, exponerlo hacia afuera.

¿Cuántos de los que nos escuchan no han podido superar miedos? ¿cuántos no han podido dejar una adicción? ¿cuántos no pueden comportarse en público de manera libre? ¿cuántos viven con deudas impagables? ¿cuántos no pueden cantar libremente porque sienten un candando en sus gargantas? ¿cuántos no tienen certeza de su techo o alimentación diaria? ¿cuántos no pueden expresar sus ideas y pensamientos? ¿cuántos no han puesto su negocio aún por que no tengo los recursos o no quiero empezar de abajo? ¿cuántos han perdido a su familia en vida y se han convertido en muertos para ellos? Así, podría escribir un libro de todos los sueños no cumplidos, y mientras escribo, cada vez más escucho la voz “Dejar salir libre a mi pueblo”. ¿Qué te estrangula? ¿cuál es tu temor mayor? ¿Qué te agota?…… “Deja salir libre a mi pueblo”.

Paró, también en sus letras de Paró, se puede separar en Peh-Rah, boca malvada o torcida, es como si representara aquella parte nuestra que nos susurra ideas malas a nuestro oído espiritual. Paró representaría aquellas malas ideas que salen de quién sabe dónde de nuestro corazón, de nuestra esencia, como, por ejemplo: “Yo soy dios”, “ponte a hacer ladrillos para que dejes de pensar por ti mismo”, “duplica tu esfuerzo”, “descuida tu familia”, etc. Sin embargo, Pesaj, también se compone de Peh (Boca) – Saj (hablar). ¿Cómo? ¿La cura a Paró es también abrir mi boca? Salmos 51:15-17 dice: “Abre, Señor, mis labios y mi boca proclamará tu alabanza.” Quizá por ello en la noche de Pesaj recitamos Halel para agradecer nuestra liberación. Dice Mishlei 18:21, en la boca está el poder de la vida (Peh-Saj) o muerte (Peh-rah). ¿Qué escuchas de tu boca? ¿vida o muerte? ¿tu boca te estrecha o ahoga, o te ensancha?

Nuestra Haftará hace referencia a un valle de huesos secos, es decir, huesos sin vida. Para hacer “un entre paréntesis” como decimos en mi país, esta semana llovió fuerte en Shabbat anterior y durante el domingo, de tal manera que el comedor se nos inundó. El lunes vino alguien a verificar los canales, ¿sorpresa? Había huesos secos de animales en el canal de aguas lluvias. ¿Saben? los huesos secos parecen maquetas, no hay piel, no hay olor, no hay vida, no hay movimiento, no hay más que calcio. Pues al ver la imagen del profeta Ezequiel, ¿qué más esclavitud que la muerte? Un estado en donde no hay vida física. Y el Eterno pregunta: “Hijo del hombre, ¿pueden estos huesos cobrar vida?”  Hago la misma pregunta sobre tus sueños, tus visiones, tus anhelos, tus talentos, ¿puede -“ponle el nombre a tu hueso seco”- cobrar vida? Claro, sólo el Eterno sabe, pero Él pide al profeta hablar, y la clave hermosa es “Huesos secos, oíd la palabra del Señor (v.4) y una vez oímos la Palabra del Eterno dice: “¡He aquí, haré entrar espíritu en vosotros y viviréis! (V.5)”. Es decir, escuchar activa nuestro ser y hace que nuestro espíritu se active y produzca vida. Cierra el verso 14 de la Haftará: “Y pondré mi espíritu en vosotros, y viviréis, y os pondré en vuestra tierra, y sabréis que yo, el Señor, lo he hablado y lo he hecho, dice el Señor.” Hoy en día Él ha insuflado su espíritu en nosotros, pero no vivimos plenamente, porque hemos caído en la contención, en la estrechez de no ser libres.

¡Celebremos Pesaj con libertad! ¡Llenos de vida! ¡con movimiento! ¡Hablando abiertamente! ¡Deja que tu Mitzraim y tu Paró dejen salir libre al Israel dentro de ti!

Jag Pesaj Sameaj

Shabbat Shalom

Sr. Mauricio Quintero

[1] https://www.chabad.org/kabbalah/article_cdo/aid/379939/jewish/The-Power-in-a-Name.htm para lectura más profunda.