Encendiendo Su Luz

“Y la luz de Israel se volverá fuego, y El Santo Bendito Él, se volverá llama”. Isaías 10:17

La vida es una espiral constante que la vemos reflejada en el mundo físico, de hecho, si observamos a las constelaciones, nuestra vía láctea, todas poseen formas espirales. Lo mismo han detectado en la tierra con los caracoles, las tormentas, los ciclones, las estructuras de las proteínas, el ADN, las disposiciones de las semillas, los corales marinos, etc. Todo tiene una estructura espiral.

Cuando el Eterno creó el mundo, no hizo nada al azar, por lo que esta forma es un retorno constante al origen, pero elevando niveles. A nivel intelectual y espiritual, exactamente suceden estos ciclos de la vida, que parecen un círculo vicioso durante toda una vida. Lo vemos en nuestros aprendizajes, los ciclos de la vida (nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse y morir), y nuevamente estamos ante el final de un nuevo ciclo de lectura de la Torá, ante un nuevo ciclo después de Sucot y ante la finalización de la vida de Moshé.

En estos días ha sido un período con relativa tristeza, a pesar de que durante Sucot se nos ordena alegrarnos, pero hemos vivido nuestro hogar momentos trágicos durante estas fechas, por una parte, hace dos años murió un amigo muy querido por COVID19, y en esta semana murió nuestra perrita Nala a quién el Eterno nos la concedió por 13 años de vida, generando un vacío en la casa, sin contar las lágrimas de mis hijos y mi esposa por esta separación. Luego, a nivel personal también he vivido momentos difíciles en mi familia en la relación de mis padres y hermanos, que tampoco ha hecho que escribir un mensaje, haya sido una tarea fácil.

Sin embargo, de esto se trata la vida, Israel paso 40 años dando vueltas (ciclos- espirales) en el desierto, me pregunto, ¿cuántas veces se sintieron sin sentido en sus vidas? Es decir, un ser humano que esté girando en círculos en un mismo lugar, ¿podría hallar sabor a su vida?

En la lectura de Sheminí Atzeret, nos habla acerca de la culminación de Sucot, en donde el pueblo venía de ofrecer 70 sacrificios por las 70 naciones de la tierra durante la festividad de las cabañas, y una vez que habían culminado el trabajo por la humanidad, retornaban a una festividad que en números 29: 35 indica: “El octavo día (Sheminí) celebrarás una asamblea especial (Atzeret), y nadie realizará ningún tipo de trabajo”.

Según Max Kaufman, enseña que el número ocho es un símbolo de todo aquello que está un paso por encima del orden natural, más alto que la naturaleza y sus limitaciones. Si ponemos en perspectiva que hemos estado esforzándonos por ser luz a las naciones (70 sacrificios en nombre del mundo entero), ahora, en el octavo día, Dios quiere tener una “cita especial” con nosotros. Según leemos, no existe ningún tipo de “requisito o hacer algo especial” en sheminí atzeret, lo único que se nos ordena es celebrarlo, es decir, es un día especial dedicado a profundizar nuestra relación con Dios desde nuestro ser interno, sin interrupciones como el trabajo. Es un día de intimidad.

En Sucot nos desligamos de lo material, viviendo a la intemperie, viviendo de una comida a base de frutas y más en contacto con la naturaleza, es como desligarnos de las ataduras materiales, para reconectarnos con el mundo creado por Dios. Ahora en Sheminí Atzeret, no se nos pide estar en una Sucá para celebrarlo, sino que es un nivel de intimidad mayor, porque nos reconectamos nuevamente al mundo material, pero con el equilibrio de mantener una relación íntima con Dios.

Creo que a diferencia de otras creencias, el Judaísmo bíblico no nos enseña a vivir la vida bajo un régimen de ascetismo o a vivir separados (desconectados) del mundo material, pecaminoso e inmoral que nos rodea, ya que sería relativamente más sencillo de llevar una vida espiritual si nos apartamos (alejamos o ignoramos las relaciones) en un mundo creado de manera colectiva, de un mundo real. En cambio, a nosotros la Torá nos enseña que debemos aprender a vivir los mandamientos en un mundo imperfecto y quizá impuro, manteniendo firme nuestra relación con Dios, o sensibilizándonos a observar a Dios a cada momento, en cada persona, en cada detalle, suceso o vivencia que nos ocurre continuamente. ¿Se recuerdan lo que Dios le mostró a Kefa en una visión referente a la relación con otros seres humano? Esto le dijo: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro” (Hechos 10:14-16).

Referente a la intimidad, tenemos tres niveles de conocimiento de acuerdo con el autor Simcha BenYosef, los cuales son: “conocimiento, amor, y vinculo apasionado”. Para ello explica, que en Devarim 4:24 dice: “Porque Adonai tu Dios es fuego consumidor”, y en Devarim 4:4 nos enseña “Sólo los que entre vosotros permanecieron unidos al Eterno vuestro Dios están hoy vivos”.

Siguiendo estas ideas, añadimos un poco de conocimiento a la idea del “octavo día” (sheminí), podríamos decir entonces que este tiempo es un momento “mágico” (sobrenatural) en donde podemos relacionar este número octavo al momento de la circuncisión (8 día), a que existen milagros especiales (janucá se celebra durante 8 días), la letra Jet (ח) que es la octava letra del abecedario hebreo, es la letra que representa a la vida (Jai – חַי-), el Cohen Hagadol usaba 8 prendas en su vestimenta sacerdotal (Túnica, calzones, mitra, faja, coraza, efod, túnica externa y un pectoral), que el Cohen se cambiaba sus vestimentas 8 veces en Yom Kippur, 8 son los Tzit Tzit (Devarim 22:12), las especies del aceite de la unción eran 8, el octavo día fue la culminación según leemos en nuestra Haftará de la dedicación del templo, que generó un gran gozo en la nación de Israel. Es decir, hoy, es un día muy especial.

Al unir todas las ideas, tenemos los componentes perfectos, la ocasión (fecha) especial, un día octavo que es sobrenatural, y el deseo del Eterno para formar un vínculo con nosotros y reiniciar un nuevo ciclo. Como leímos al inicio, tenemos la llama (Dios), la combustión (el vínculo apasionado), y si ponemos de nuestro esfuerzo, podremos llegar a formar un vínculo que nos lleve a convertirnos en fuego como dice Isaías.

 La vida es una espiral, sí, con altos y bajos, con alegrías y desánimos, con soledad y compañía, con salud y enfermedad, con riqueza y escasez, con gozo y lágrimas, con inestabilidad y paz, con conocimiento e ignorancia, no importa en cuál lado de la balanza estemos, recordemos Devarim 29:9-13: “Vosotros todos estáis hoy presentes ante el Eterno, vuestro Dios…..entren en el pacto del Eterno, tu Dios, y en el juramento que el Eterno, tu Dios, celebra hoy contigo.” ¿queremos unirnos? Hoy (no ayer ni mañana), Hoy es cuando se abrirán las puertas del Cielo. Todos los ciclos generan estas emociones (emoción al inicio, melancolía o tristeza al finalizar), pero nosotros no vivimos por emociones, vivimos como dijo el profeta Habacuc (2:4) “El Justo por su emunah, vivirá”. Deseo que tengamos una final conclusión de un ciclo, y un feliz recomienzo en el ciclo de la vida, en el ciclo de la lectura de la Tora.

Shabbat Shalom

Jazak, Jazak, venitjazek, Jag Sameaj

Mauricio Quintero